Una investigación ha calculado las dimensiones y las propiedades del planeta Próxima b, semejantes a la Tierra, y ha señalado que es «susceptible» de albergar agua líquida en su superficie y, por tanto, de contener «formas de vida».
Según un comunicado del Centro Nacional Francés de Investigaciones Científicas (CNRS), el equipo internacional del estudio ha determinado que «las dimensiones y las propiedades» de Próxima b favorecen su «habitabilidad», pues se trataría de un planeta de «tipo océano» con una temperatura que permitiría la vida.
Próxima b, cuya existencia se reveló este año en la revista Nature, es un planeta a unos 7 millones de kilómetros de distancia de la Tierra y que orbita en torno a Próxima Centauri, una enana roja que es la estrella más cercana al Sol.
«Próxima b se encuentra en la zona habitable de su estrella. Es susceptible de albergar agua líquida en su superficie y, por lo tanto, albergar formas de vida», indicó el CNRS.
El equipo franco-estadounidense liderado por el Laboratorio Astrofísico de Marsella explicó que se sobrepuso a la dificultad para calcular el radio del planeta -esencial para saber su composición- usando un método estimativo teniendo en cuenta la masa y los materiales del planeta.
De acuerdo con el equipo, «se exploraron las diferentes composiciones» de Próxima b y se dedujeron «los valores correspondientes del radio del planeta».
Así, el radio del planeta podrá variar entre 0,94 y 1,40 veces del de la Tierra (6.371 kilómetros).
El grupo de investigadores trabajaron con dos hipótesis teniendo en consideración el radio.
Si se tuviese en cuenta un radio mínimo, que sería de 5.990 kilómetros, Próxima b sería «un planeta muy denso», con un núcleo formado por metales que representa el 65 % del planeta, semejante al planeta Mercurio, pero en el que no se descartaría la presencia de agua en la superficie.
Si se trabajase con el radio máximo, establecido en 8.920 kilómetros en el que habría un 50 % de partes rocosas y otro 50 % de agua, Próxima b estaría cubierto de «un único océano líquido de 200 kilómetros de profundidad».
En las dos hipótesis estudiadas, «una fina atmósfera gaseosa» podrá cubrir el planeta dejándolo «potencialmente habitable».
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