La guía del Vaticano para llevar a cabo exorcismos afirma que los signos de posesión demoníaca incluyen “fuerza sobre humana, aversión al agua bendita y la capacidad de hablar en lenguajes desconocidos, así como escupir, blasfemar y masturbación excesiva.”
La creencia de la posesión demoniaca de las personas es constante fuente de tramas terroríficas, además de un de las creencias más generalizadas entre las religiones de todo el mundo. Aunque las manifestaciones cambian entre culturas y religiones, algunos de los signos de posesión son los siguientes:
- Memoria y personalidad alteradas
- Convulsiones
- Ataques nerviosos
- Desmayos
- Gnosis: Acceso a conocimiento escondido
- Glossolalia: Acceso a lenguajes desconocidos
- Cambios drásticos en entonación y estructura facial
- Aparición de heridas o lesiones sin aparente motivo
- Fuerza sobre humana
La referencia más antigua proviene de los Sumerios, que creían que todas las enfermedades del cuerpo y la muerte eran causadas por “demonios de la enfermedad.” Para combatirlos, los médicos o asu aplicaban vendas, salvias y otros remedios, a la vez que los ashipu (magos) rezaban a ciertos dioses para pedirles protección del demonio o la expulsión del mismo del cuerpo del afectado.
La palabra exorcismo de deriva del griego “exousia” que significa “juramento.” El académico de estudios religiosos James R. Lewis, explica en su libro Satanism Today: An Encyclopedia of Religion, Folklore, and Popular Culture que “exorcizar significa poner al espíritu “huésped” bajo juramento, más que expulsarlo, invocando a una autoridad espiritual más alta. Por eso es que un sacerdote invoca “al Padre, Hijo y Espíritu Santo.”
Esta práctica es consistente con las chamanicas, que atribuyen las posesiones a un espíritu vengativo (no un demonio como tal) que puede ser tanto un espectro animal como una persona fallecida, afectada en vida por el paciente. Para librarse del espíritu maligno, los chamanes establecen ofrendas y sacrificios a los entes.
El concepto más generalizado es Judeo-Cristiano (en la Biblia aparecen seis ocasiones en las que Jesús expulsó demonios) mismas que han permeado en otras creencias. El Espiritualismo, que floreció a finales de 1800, predica que la muerte es una ilusión y por ende, que los espíritus tienen la capacidad de poseer cuerpos humanos. Los creyentes del New Age también aceptan el concepto “canalización” que indica que los espíritus de los muertos habitan el cuerpo de los médiums para comunicarse con los vivos a través de ellos.
Exorcismos Ficticios
La fascinación de la humanidad por las posesiones demoniacas ha sido efectivamente explotada por Hollywood y sus numerosos estrenos de cintas sobre el tema. Las “basadas en una historia real” atraen ávidos espectadores de una experiencia similar al clásico “El Exorcista.”
Estrenada en 1974 y adaptada de la novela de William Peter Blatty, El Exorcista fue una sensación absoluta, que ocasionó, entre otras cosas, cientos de peticiones a centros católicos para exorcismos. La historia se basa en un artículo publicado en 1949 en el Washington Post, sobre la posesión de un niño, que no fue ni de cerca tan dramática como la retratada en cine.
El autor de American Exorcism: Expelling Demons in the Land of Plenty, Michael Cuneo responsabiliza a la cinta y a su autor del interés moderno en el fenómeno. Sin embargo, califica el trabajo de Blatty como uno cargado de elementos fantásticos, detalles sensacionalistas y situaciones exageradas.
La realidad de los exorcismos
Fuera de la gran pantalla, los exorcismos son una práctica perpetuada y muy real, aplicada a personas con trastornos mentales y emocionales. Al respecto, la ciencia especula que el éxito de los exorcismos se deben al poder de la sugestión, es decir, si crees que estás poseído y que un exorcismo te curará, podría ser efectivo.
El Vaticano cuenta con guías oficiales para llevar a cabo exorcismos desde 1614, revisadas en 1999. En ella, los signos de posesión demoniaca incluyen “fuerza sobre humana, aversión al agua bendita y la capacidad de hablar en lenguajes desconocidos, así como escupir, blasfemar y masturbación excesiva.”
Además de los exorcistas que siguen las prácticas establecidas por el Vaticano, existe un puñado de ellos sancionados por la Iglesia Católica en todo el mundo. Michael Cuneo asistió a 50 exorcismos del tipo durante la investigación para su libro y aseguró que nunca vio algo sobrenatural ni inexplicable: ni levitación, ni cabezas dando vueltas, rasguños demoniacos ni nada parecido, sino personas emocionalmente inestables en ambos lados del ritual.
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Lo que nos lleva al lado realmente oscuro y aterrador de los exorcismos, que no tienen nada qué ver con demonios, sus mortales consecuencias.
En 2003, un niño autista de ocho años residente en Milwaukee fue asesinado durante un exorcismo llevado a cabo por miembros de la iglesia local, que culpaban a un demonio invasor de la discapacidad del pequeño. Así mismo, en 2005 una joven monja rumana murió en manos de un sacerdote durante un exorcismo al cabo de ser amarrada a una cruz, amordazada y privada de agua y comida durante días. Finalmente, el 25 de diciembre de 2010, un niño de 14 años fue golpeado y ahogado por sus familiares en Londres, con el afán de exorcizarlo de un espíritu maligno.
¿Que opinas? Aquí te dejamos varios casos resumidos en el siguiente video.
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