No hay descanso. Los temores a una nueva catástrofe natural en Indonesia se acrecientan mientras las autoridades y servicios de emergencia continúan con la búsqueda de supervivientes y tratan de esclarecer el número total de personas fallecidas tras el terremoto y posterior tsunami que golpeó el noroeste de la Isla de Célebes.
Durante la madrugada de este miércoles, la entrada en erupción del volcán Soputan, situado en la misma isla, a unos 600 kilómetros al este de la ciudad de Palu (donde más víctimas mortales han sido registradas hasta la fecha) ha puesto en alerta a las poblaciones situadas en un radio de cuatro kilómetros.
Por el momento no hay víctimas ni daños considerables en los municipios aledaños al volcán. Las autoridades tampoco han emitido ninguna orden de evacuación. Indonesia, con más de 250 millones de habitantes, se ubica en el conocido como Anillo de Fuego del Pacífico, debido a la alta propensión de sus volcanes activos, unos 120 en todo el país, a entrar en erupción.
El Soputan tiene una altitud de 1.784 metros. Apenas unas horas después de que entrara en erupción, el volcán emitió una columna de humo y ceniza de 4.000 metros de altura, según la agencia Efe. En un primer momento, las autoridades no han considerado que existiera riesgo para los aviones que sobrevuelan la zona, pese a que las cenizas son peligrosas para los motores.
Un experto en vulcanología del Gobierno indonesio ha apuntado que es posible que la erupción haya podido ser acelerada por el terremoto y tsunami que azotaron la isla de Célebes la semana pasada y que han provocado la muerte de más de 1.400 personas.
La erupción del monte Soputan tiene lugar cuando los trabajadores de rescate aún se encuentran inmersos en las tareas de desescombro de edificaciones caídas y de acceso a complicadas áreas afectadas. Uno de estos trabajadores, Lian Gogali, ha explicado que, en la zona de Donggala —fronteriza con Palu y donde viven más de 300.000 personas— la situación era «muy difícil», debido a la desesperación de los supervivientes ante la falta de «comida, agua y gasolina».
Gogali también ha añadido que el Ejecutivo indonesio «está ausente» en este municipio especialmente afectado. La ONU ha alertado de que al menos 46.000 menores necesitan ayuda de emergencia en Indonesia. El número de desplazados asciende a 61.000. El propio Gobierno indonesio solicitó ayuda internacional para colaborar en las labores de rescate de supervivientes, que están siendo dirigidas por el ejército.
Christophe Boulierac, portavoz del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) ha subrayado este martes que, además de todos los riesgos a los que están expuestos los supervivientes, los menores que han perdido a sus progenitores se enfrentan a posibles abusos sexuales o a ser víctimas del tráfico ilegal de personas. Boulierac ha alertado también de la dificultad de desarrollar correctamente las labores de reagrupamiento familiar, debido a la falta de registros oficiales completos del número de menores que residen en las zonas afectadas.
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