La sonda soviética Cosmos 482, un artefacto lanzado el 31 de marzo de 1972 con el objetivo de llegar a Venus, podría caer en la Tierra a finales de este año o a mediados del próximo, según ha dicho en Space.com Thomas Dorman, observador de satélites.
El artefacto, que originalmente alcanzaba los 1.180 kilogramos de masa, estaba compuesto por un «orbitador» o «bus» y un módulo de aterrizaje de forma esférica, especialmente diseñado para atravesar la densa atmósfera de Venus y desplegar un paracaídas y varios instrumentos.
Según ha dicho en Space.com T.S. Kelso, investigador en el grupo de seguimiento CelesTrak, es muy probable que los restos de la sonda soviética caigan sobre la superficie, debido a su alta densidad.
«Sí, el módulo de descenso sobrevivirá a la reentrada sin problemas», ha dicho Thomas Dorman para referirse a la posibilidad de que este bloque, una sección de casi 500 kilogramos de masa, impacte contra la superfice del planeta y no quede desintegrada en la atmósfera. De hecho, este módulo esférico está protegido por un escudo térmico y está diseñado para soportar presiones de 100 atmósferas y aceleraciones de 300 g.
El astrofotógrafo Ralf Vandeberg, que ha estado fotografiando los restos de la Cosmos 482 durante ocho años, ha dicho en Space.com que, a pesar de las imágenes que ha podido tomar, todavía no se puede saber en qué estado está la sonda y qué elementos de la nave siguen en órbita.
Una de las opciones es que el módulo de descenso y el «bus» sigan acoplados. «Nuestra apuesta es que el 40 o el 50 por ciento de la parte superior de la nave esté todavía ahí», ha dicho Dorman.
La mayoría de los cálculos situaban la fecha de caída de la sonda entre 2023 y 2025, pero las observaciones hechas por Vandeberg y Dorman adelantan estas previsiones.
«Algo interesante es que el apogeo de la órbita (el punto más alto durante la elipse que recorre la sonda) está comenzando a decaer. Creo que la reentrada tendrá lugar a finales de este año o a mediados del próximo», ha asegurado Dorman.
En este momento, la Cosmos 482 está en una órbita que le permite completar una vuelta en torno a la Tierra cada 112 minutos. Según Dorman, la elipse que recorre le aleja del planeta tanto como 2.735 kilómetros, pero, durante el perigeo, el punto más bajo, apenas se sitúa a 200 kilómetros de altura, a una altura en la que experimenta un leve rozamiento a causa de la presencia de gas atmosférico.
Hay que tener en cuenta que, a medida que disminuye este perigeo, la sonda se acerca a la región de la atmósfera en el que la fricción frenará y calentará la nave hasta sacarla de su órbita.
Dado que la mayor parte de la Tierra está cubierta por agua o está inhabitada, las probabilidades de que la sonda golpeé a alguien son escasas. Además, su masa es comparable a la de los satélites fuera de servicio que hacen reentradas no controladas un par de veces cada mes, según la Agencia Espacial Europea (ESA).
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