El experto genético Giorgio Portera, dijo que observó miles de huesos de decenas de individuos tanto adultos como niños en osarios del Vaticano.
«Queremos saber por qué y cómo» los restos llegaron allí, señaló el especialista, confesando que «no esperábamos hallar un número tan enorme».
Los restos encontrados en las tumbas fueron sacados y sometidos a una evaluación inicial. Por el momento, no se puede predecir cuánto tiempo llevará el análisis morfológico de los huesos, comunicó el portavoz de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.
Los osarios subterráneos fueron encontrados gracias a inspecciones en el área del Colegio Teutónico (donde se ubica el cementerio homónimo), iniciadas después de que la Fiscalía vaticana abrió las sepulturas de dos princesas alemanas.
Éstas eran Sophie von Hohenlohe y Charlotte Federica de Mecklemburgo, muertas en la primera mitad del siglo XIX, y ha sido en respuesta a una carta anónima recibida el verano pasado con una foto de la tumba y la frase «Busque donde indica el ángel», pero no halló ningún esqueleto.
La desaparición de Emanuela Orlandi constituye uno de los casos más misteriosos de Italia. Desde que desapareciera sin dejar rastro el 22 de junio de 1983 a la salida de clases de música en el Vaticano, los trabajos de investigación han sido prácticamente incesantes.
También han sido frecuentes las conjeturas. Su desaparición llegó a atribuirse a un secuestro por parte de la mafia, como medida de presión para recuperar un préstamo que se le habría hecho a la Santa Sede.
Otras fuentes afirmaban que la menor habría sido secuestrada para exigir la liberación de Mehmet Ali Agca, el turco que intentó asesinar al papa Juan Pablo II en 1981.
La familia de la desaparecida, y en especial su hermano Pietro, habitualmente crítico con la escasa colaboración del Vaticano en el caso, continúan buscando incansablemente a Emanuela y reclamando justicia. «Mi deber es buscar la verdad», declaró.
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