Jeffrey Bruce Pardo nació en 1966 en Chicago. Vivía lo que todo el mundo podría describir como la vida perfecta, pero este tipo efectuaría una de las masacres mas demenciales mientras vestía un traje de Santa Claus.
Era el año nuevo de 2006, la vida parecia sonreirles a él y a su mujer (Silvia Pardo). Trabajaba como ingeniero electrico en ITT Electronic Systems Radar, cuyos ingresos combinados rondaban los 150.000 dólares anuales.
A simple vista Jeffrey llevaba una buena vida y aparentemente era un marido modelo, pero pronto las cosas empezaron a complicarse..
A penas un año después, todo empezó a nublarse. Jeffrey perdió su empleo porque supuestamente estaba defraudando a la empresa con las horas extra.
Una posible infidelidad dio al traste con su relación, y una ex novia le reclamaba el dinero de manutención y de atención médica de un hijo común que había sufrido un grave accidente.
Cuando el juez le concedió el divorcio, le sentenció a pasar una pensión a su ex esposa, para lo cual no tenía suficiente dinero. Acosado por los problemas, se fue encerrando en sí mismo.
La frustación se adueñó de su vida. Pardo pasaba el dia viendo la televisión, comiendo y durmiendo. La depresión lo convirtió en un tipo oscuro y resentido.
Sus deudas se acumulaban y él no lograba encontrar trabajo. Vivía solamente de sus ahorros y de algunos dólares que ganaba haciendo trabajos para conocidos y familiares.
En algun momento en ese tiempo,algo comenzó a gestarse en la cabeza de Pardo… En Junio de 2008, compró armas y cientos de municiones, además de suministros para construir un especie de lanzallamas casero.
Todo el dinero que conseguía lo invertía en eso, y convirtió su casa poco a poco en una armería.
Pardo vivió seis meses como si nada estuviera pasando, e incluso el abogado de su esposa confesó que Pardo tuvo un excelente comportamiento durante el los nueve meses que duró el tramite de separación.
A principios de otoño, el ingeniero eléctrico desempleado acudió a una tienda de disfraces. Alli adquirió un disfraz de Santa Claus.
En Diciembre de 2008 se hizo efectivo el divorcio. El rencor hizo que este hombre tranquilo y padre de familia ejemplar se convirtiera en un mounstruo callado…. a la espera.
Pidió dinero prestado a varios amigos y compró un billete de avión para Illinois, además adquirió dos coches.
El 24 de diciembre, Henry Baeza, dueño de café Montrose Home Bakery, charló con Pardo cuando éste acudió a desayunar, como todas las mañanas, un pastel de frambuesas.
Según Henry, Pardo se despidió amablemente «Adiós y feliz navidad para ti y tu familia» le dijo.
Cuando le preguntaron sus conocidos los planes para la cena de esa noche, respondía con diferentes excusas. A un amigo le dijo que planeaba ayudar como acomodador durante la misa del gallo, en la iglesia.
A otro le prometió que lo visitaría en Iowa para felecitarlo. En vez de eso, Jeffrey Bruce Pardo se puso su disfraz de Santa Claus y se preparó para el gran desenlace final.
Aproximadamente a las 23.30, Pardo se dirigió hacia la casa de sus suegros en Corvina y llamó a la puerta. Llevaba cuatro armas de fuego y un aparato para rociar combustible, oculto, envuelto como si fuera un regalo.
Una niña que se encontraba en la casa, contenta al ver a Santa Claus por la ventana, corrió a abrir la puerta. Pardo le asestó un disparo en la cara a bocajarro destrozandole la cara y hiriendola de gravedad.
Ante la confusión general, entró en la casa y comenzó a disparar descontroladamente a los familiares de su ex esposa que también estaban allí cenando con sus padres.
La masacre duró varios minutos. Pardo asestó cientos de disparos, incluidos los animales domésticos y acribillando hasta al pavo de navidad que estaba servido en la mesa.
Cuando acabó, su ex esposa, los padres de ella, dos hermanos y sus esposas y el hijo de diecisiete años de su ex cuñada estaban muertos.
En total habia 25 personas, el resto resultaron heridas. Pardo utilizó entonces el artefacto que llevaba, originando un espectacular incendio en la casa. También quemó uno de los coches estacionados afuera.
El disfraz de Santa Claus se incendió accidentalmente y parte de él se derritió, quedandose adherido a su cuerpo y causandole graves quemaduras de tercer grado.
Pese a ello,pudo escapar en uno de los coches hasta la casa de su hermano,a más de sesenta kilómetros del lugar de la masacre.
Cuando llegó la policía no daban crédito a lo que veían, era como si dentro de aquel lugar hubiera estallado una guerra.
Los gritos de los heridos, los cadaveres destrozados a tiros, la niña que aún se retorcia con la cara totalmente destrozada los animales muertos, el fuego…
Los testimonios de los aterrorizados supervivientes declararon que el responsable de aquella matanza había sido un tipo armado hasta los dientes y disfrazado de un macabro Santa Claus.
Jeffrey Bruce Pardo habia planeado huir a Canadá tras la matanza, pero las graves quemaduras lle hicieron cambiar de opinión.
Una vez en casa de su hermano decidió que no queria pasar la vida entre rejas, esperando que lo ejecutaran, asi que cogió una de sus armas y se disparó en la cabeza, cayendo al suelo fulminado y muriendo en el acto.
Los periódicos locales pronto se hicieron eco de la macabra noticia de la matanza. Era sorprendente que un hombre aparentemente normal y padre de familia ejemplar hubiera cometido esa barbarie y además, planearlo con meses de adelanto.
Desde aquel oscuro dia Jeffrey Bruce Pardo pasaría a formar parte de la historia criminal como «El Santa Claus Asesino».
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