Unos pequeños objetos circulares de plomo encontrados en el yacimiento de El Monastil, en Elda, han resuelto un enigma que se arrastraba desde el siglo XIX.
Los expertos de la Universidad de Alicante y del museo arqueológico de Elda ya pueden afirmar que “el primer monasterio bizantino de la península Ibérica” ha sido identificado.
La ocupación de este asentamiento se fecha entre finales del tercer milenio a.C. (Calcolítico) y la época almohade (siglo XIII), con un especial desarrollo entre la cultura ibérica y el periodo romano.
A lo largo de su historia, El Monastil ha sido lugar estratégico para controlar las principales vías de comunicación históricas entre las costas alicantinas y el interior de la península ibérica.
Un asentamiento de la Edad del Bronce y enclave del período orientalizante, se convierte en un importante oppidum iberorromano, jerarquizando el territorio durante la segunda mitad del primer milenio a.C.
En el siglo VI, el emperador Justiniano estableció la obligación de guardar pesos del Estado en las iglesias principales de cada ciudad.
Allí los comerciantes debían demostrar que los pesos que ellos utilizaban en las transacciones económicas se correspondían con los oficiales.
La investigación ha durado casi 25 años debido a las dificultades de identificación de los restos arquitectónicos y mobiliario litúrgico hallados.
Se habían encontrado muchas pistas en este tiempo, pero nada era concluyente. Ahora los resultados de las últimas investigaciones sí lo son:
Lo que se había identificado como un yacimiento romano o visigodo en la parte más elevada de un cerro a las afueras de Elda, ha resultado ser una basílica bizantina, la primera desenterrada en España.
En este centro religioso también se han hallado e identificado diversos instrumentos metálicos para el ritual litúrgico bizantino, como una cucharilla y un diminuto cuchillito, ambos usados para manipular y ofertar las hostias sagradas antes y durante la comunión.
Estos objetos “constituyen el único conjunto hispano identificado hasta la fecha como perteneciente al ritual cristiano bizantino en España”.
Además, se han documentado materiales cerámicos norteafricanos, orientales y locales, que ofrecen fechas de la segunda mitad del siglo VI, la misma cronología que tiene una pequeña necrópolis localizada a unos 200 metros cuando en 1991 se construía la vía de servicio de una autovía A-31.
Entonces se desenterraron 10 tumbas con 16 cuerpos, cuatro de los cuales portaban anillos grabados con la letra sigma y uno de ellos con una cruz griega.
Se trata de una iglesia bizantina perteneciente a un monasterio greco-oriental. Todo esto lo convierte en un yacimiento arqueológico único y muy importante para ilustrar una fase excepcional y difícil de conocer en España.
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