Durante años la Tierra ha recibido tormentas solares, las cuales nos brindan un hermoso espectáculo lumínico en los cielos. Sin embargo, están volviéndose peligrosas…
Nuestro mundo se encuentra protegido por la magnetosfera, una especie de escudo protector que se encarga de repelar la radiación solar.
Sin embargo, cuando el Sol emite grandes cantidades de radiación de alta velocidad, estos desestabilizan el campo magnético terrestre, pudiendo provocar daños.
Mientras que el viento solar arremete en contra de la magnetosfera, los dos conjuntos de líneas del campo magnético se entrelazan.
Esta interacción provoca más calor y acelera aún más las partículas cargadas que vienen junto al viento, lo que debilita el campo magnético de la Tierra y genera los hermosos shows de luces que vemos en los cielos durante las tormentas solares.
Pero existe un problema; debido a la rareza de estas tormentas, no existen los suficientes satélites para saber dónde proviene, o como se forman. Ni siquiera sabemos cómo se crea la interacción magnética del campo.
Es por esa razón que se ha decidido analizar las observaciones de los satélites lanzados con la misión THEMIS de la NASA.
Vassilis Angelopoulos, profesor de Física Espacial de la Universidad de California, junto a su equipo de científicos serán los responsables de observar las auroras boreales.
Además, los datos que ha obtenido la cámara del Sistema de Imágenes de Emisión Térmica que se instaló en el Mars Odyssey.
De esta manera se pudo conocer que la reconexión magnética, el suceso que ocurre cuando suceden las tormentas, puede ocurrir a una distancia sumamente cercana, el equivalente a tres o cuatro diámetros de la Tierra.
Algo que no se creía posible. De esta forma, los expertos se han visto en la necesidad de revisar todos los datos anteriores, en busca de un evento similar en el pasado.
El peligro de tormentas solares cercanas
Tomando la información de un satélite meteorológico cercano a la Tierra, los expertos pudieron captar electrones energizados cuando finalizó una tormenta.
Esto significa que el evento de reconexión provoca que los iones y electrones aceleren a altas energías.
Esto podría generar desestabilización en todo lo que existe en el planeta, desde el funcionamiento de satélites en el espacio hasta en el ADN humano.
Las partículas incrementan el riesgo de intoxicación por radiación, cáncer de piel y otras patologías generadas por la radiación.
Este hallazgo podría ayudar a perfeccionar métodos de protección contra tormentas solares en el futuro.
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