Su existencia es conocida desde apenas cinco décadas, pero muy pocos, o casi nadie, sabe sobre ella..
A pesar de que el extraño yacimiento ha sido excavado en varias ocasiones, la «Rueda de Fantasmas» continúa siendo todo un enigma.
Los Altos de Golán, en la frontera israelí con Siria, se encuentra uno de los más extraños e impresionante conjunto arqueológico.
Ya desde su nombre, las incógnitas aparecen; en árabe vendría a ser Rujm al-Hiri, lo que significa «Montículo de piedra de los gatos salvajes». Un nombre un tanto extraño y que no dice nada sobre su función original.
Sin embargo, el nombre que realmente causa intriga es su versión hebrea, que vendría a significar de manera literal «Rueda de Fantasmas».
Este lugar se encuentra en una zona totalmente remota de los Altos de Golán, a una hora de distancia de la carretera más cercana.
A simple vista se nos presenta una especie de estructura conformada por 4 círculos concéntricos, de la que apenas y se pueden ver los cimientos que quedan de unos 150 metros de diámetros.
Los expertos aseguran que, durante sus días, aquellos muros circulares de piedra habrían medido alrededor de los 9 metros de alto, creando así una auténtica fortaleza para que nadie pudiera ver lo que sucedía en sus adentros.
Hasta la fecha, lo único que se sabe realmente es quienes los construyeron; un pueblo de la época calcolítica que se dedicaba especialmente a la agricultura y que vivió en la zona hace unos 6.000 años.
Sin embargo, y aún con esta explicación, no se sabe cuál era la función de esta construcción, para qué se levantó o, siquiera, si significa algo más allá de haber sido erigida en una época cercana a otros monumentos, como los Stonehenge.
Monumento que, casualmente, se ha descubierto que eran centros de «peregrinación» en donde se curaban cualquier tipo de enfermedad a través de rituales.
Polémica teoría
Este lugar se descubrió en el año 68 y desde ese momento se han creado varias hipótesis para buscarle un sentido a su construcción.
Algunos aseguran que se trata de alguna especie de santuario que se usó para observar las estrellas, predecir la llegada de fenómenos como los solsticios, lo que marcaría el comienzo de la época de cosechas, las lluvias y más.
De hecho, Yonathan Mizrahi, arqueólogo israelí, aseguró que en el centro de la estructura se ubicaba el primer amanecer del solsticio de verano del año 3.000 a. C., por lo que el primer rayo del Sol de ese día cayó justo sobre la estructura.
Tras años de estudios, el arqueólogo de la Universidad de Nebraska, Rami Arav, propuso otra teoría que ha generado mucha polémica.
El arqueólogo publicó su teoría después de haber pasado 30 años dedicados al estudio de la estructura, planteándola de acuerdo a las prácticas de los pueblos calcolíticos de Tierra Santa.
Ellos solían enterrar a los muertos en pequeños osarios, pero para que esto pudiese llevarse a cabo, primero debían «descarnar» a los muertos.
Para ello se valían de tumbas provisionales en la que la carne se desprendía de los huesos antes de llevarlos a su ubicación final.
Esta teoría ha ganado cierta fuerza con el pasar de los años ya que Arav descubrió un objeto cilíndrico con una hendidura a modo de puerta y con el decorado de aves en relieve, muy parecidas a las dokhmas de la India.
Así, Arav sugiere que esta misteriosa estructura haya sido un santuario ideado para «descarnar» a los cadáveres antes de sus entierros.
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