La pandemia avanza a ritmo de vértigo en España, donde ya se contabilizan más de 20.000 positivos. La sanidad en Madrid está a punto de desbordar, y los hospitales se preparan para elegir quién vive y quién muere.
Por desgracia no hablamos de ninguna conspiración. Aquí la fuente. Una medicina de catástrofe, con recursos sanitarios insuficientes, no se centra en el beneficio de un solo enfermo, sino en el beneficio colectivo de todos ellos.
Ante la avalancha de enfermos críticos que empieza a llegar a los hospitales españoles, la Sociedad Española de Medicina Intensiva (Semicyuc) ha elaborado un nuevo documento con recomendaciones éticas para los profesionales.
Los médicos de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se preparan para aplicar una «medicina de catástrofe». El protocolo cuenta con el aval de la Sociedad Española de Medicina Interna.
Las directrices están dirigidas a ayudar a los intensivistas a tomar decisiones al límite y reservar el máximo esfuerzo terapéutico para las personas más jóvenes y con más posibilidades de sobrevivir.
Por primera vez, se plasma en un documento escrito la edad de los enfermos, su «valor social» o estado mental como criterio selectivo cuando los recursos sean limitados.
«Siempre debe existir un beneficio grande esperable y reversibilidad» antes de destinar los mayores cuidados, se indica. Y «ante dos enfermos similares», se debe priorizar a la persona con más potencial de esperanza y calidad de vida, indica el protocolo de la Semicyuc.
Aunque los intensivistas advierten de que el criterio médico en cada paciente siempre está por encima de estas recomendaciones generales que realizan desde la sociedad científica.
Por edad
Se hacen varias indicaciones sobre las personas mayores. Sobre ellas se pide que se tenga en cuenta el estado físico general, de tal manera que se dé prioridad a aquellos que tengan menos discapacidad.
Así se desaconseja intubar a todos los mayores de 80 años y con enfermedades asociadas (comorbilidades).
Para estos enfermos, se aconseja proporcionar «preferentemente mascarilla de oxígeno de alta concentración o ventilación no invasiva», es decir sin intubación y sin dejarles conectados a una máquina de respiración artificial.
«Se seleccionará, cuidadosa e individualmente, la indicación ventilación mecánica invasiva evaluando riesgo/beneficio», es decir, caso a caso.
Sí se considera «subsidiario de tratamiento con ventilación mecánica invasiva» a todo paciente entre 70 y 80 años que no tenga patología previa.
En los casos con enfermedades asociadas graves, como insuficiencia renal o enfisema pulmonar, se optará por medios menos invasivos «o según disponibilidad».
Además aconsejan «valorar cuidadosamente el beneficio de ingreso de pacientes con una expectativa de vida inferior a dos años».
Enfermos de alzhéimer
Los intensivistas no albergan ninguna duda sobre cómo seleccionar en caso de saturación cuando haya enfermos afectados con alzhéimer u otro tipo de demencia:
«Cualquier paciente con deterioro cognitivo, por demencia u otras enfermedades degenerativas, no serían subsidiarios de ventilación mecánica invasiva», se especifica.
En esta «medicina de catástrofe», los médicos de las UCI piden que no se ingrese en UCI a pacientes que hayan dejado escritas sus voluntades anticipadas y seguir sus instrucciones, «consultando a los representantes familiares».
Y, en caso de complicaciones, o una mala evolución clínica o funcional, plantear la retirada terapéutica «sin dilación».
Cuidados paliativos
En todos los casos en que se rechace el tratamiento intensivo, la atención de los enfermos se dejará en manos de Cuidados Paliativos. Cuando se acuerde la limitación de cuidados se aliviará su sufrimiento, «incluyendo la sedación paliativa cuando sea precisa».
Los intensivistas prevén que el coronavirus producirá un desequilibrio entre las necesidades clínicas y los medios disponibles, por ello la selección de los enfermos es clave.
Para realizar el «triaje», estas sociedades científicas recomiendan seguir el principio coste-oportunidad para que admitir un ingreso no implique denegarlo a otra persona que puede beneficiarse más.
Valoración cuidadosa
Por ello, piden evitar el criterio de «primero en llegar, primero en ingresar» y «valorar cuidadosamente» el beneficio de ingreso de pacientes con expectativa de vida inferior a 1-2 años.
El coordinador de este plan de contingencia de los intensivistas, Pedro Rascado, advierte de que este tipo de decisiones se toman casi a diario, aunque pueden agudizarse ante una avalancha.
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