La gran conjunción ocurrirá el 21 de diciembre próximo: se trata del evento más importante para la astrología tradicional.
Saturno y Júpiter son los dos planetas más grandes del sistema solar y desde la antigüedad fueron reconocidos en la astrología como dos de los planetas más poderosos, si no es que los más influyentes.
En este 2020, el gran tema para la astrología es la conjunción que ocurrirá el 21 de diciembre en el signo de Acuario, pero cuyo arco de conjunción (algunos astrólogos admiten hasta 10 grados) se ha activado desde hace finales de febrero y es actualmente de 6 grados, con Júpiter en Capricornio 24 y Saturno en Acuario 0.
Sobre esta conjunción, el astrólogo Pablo Ianiszewski escribe: «En el campo de la astrología mundana —aquella dedicada al estudio y predicción de los grandes acontecimientos mundiales— la más importante es la gran conjunción de Júpiter y Saturno que ocurre aproximadamente cada veinte años».
«Ella determina los sucesos globales a lo largo de dos décadas, siendo observada con mucho cuidado por los astrólogos desde hace por lo menos tres mil años».
A Saturno se le identifica generalmente con aspectos más bien negativos (sobre todo la contracción) y a Júpiter con aspectos positivos (la expansión).
El lenguaje mismo recoge estos significados: «jovial» (de Jove: Júpiter) es por supuesto lo alegre, «saturnino» es lo taciturno, lo melancólico, lo solitario.
En la India, Saturno es llamado Shani y tiene más o menos las mismas asociaciones, si bien se le vincula directamente con el karma (los actos y sus resultados) y suele representársele montando un cuervo.
Júpiter (Zeus) era por supuesto el líder de los olímpicos, el dios que había desterrado a su propio padre, Cronos (Saturno), el tiempo que devora a sus hijos. La astrología asocia a Júpiter con los sentimientos exaltados, la riqueza, la salud, la educación, el liderazgo.
Estos significados, cabe decir, son más complejos que sólo «bueno» o «malo» (aunque Saturno es justamente llamado Maleficus por los astrólogos)
Debemos recordar que Saturno, si bien es una divinidad por naturaleza oscura y dura, ligada a la tierra y a la muerte, era también la divinidad que presidía la Arcadia, el tiempo dorado, algo así como un idilio de la naturaleza, lleno de luz y felicidad.
Asimismo, en el esquema hermético del Poimandres, Saturno encabeza la última esfera, la inteligencia más alta, y es el guardián de la puerta hacia la libertad que trasciende el mundo material.
A la par, Saturno, el cruel Cronos, tiene también una faceta como Kairós, el tiempo oportuno. Y Júpiter, pese a ser magnánimo y generoso es también el dios de los excesos, de la expansión desmedida.
Podría ser importante notar que actualmente la conjunción en ciernes Saturno-Júpiter es afligida además por la presencia de Marte, el segundo de los Maleficus, conocido por su naturaleza incendiaria.
La conjunción Marte-Saturno, la más aciaga para la astrología, ocurrirá este 31 de marzo, si bien ya lleva activa un par de semanas, en las cuales además ha atravesado una conjunción con Júpiter y una conjunción con Plutón.
Cabe mencionar que la astrología tradicional no considera a Plutón como parte de su esquema, pero los astrólogos modernos sí, y le atribuyen efectos o correlaciones que tienen que ver con la muerte, de alguna manera relacionada también con Marte.
Tenemos una cuádruple conjunción en los altos grados de Capricornio, entre Júpiter, Marte, Saturno (de ingreso reciente a Acuario) y Plutón.
Si es que creemos que la astrología tiene algo que decirnos o mostrarnos, como un gran espejo cósmico, habría que notar que los acontecimientos planetarios actuales son sumamente poderosos, inclinados en gran medida hacia lo negativo, la muerte, la enfermedad, la destrucción y la recesión.
Ahora bien, este movimiento se vuelve todavía más interesante al notar que durante la gran peste negra de la Edad Media (siglo XIV) se presentó una conjunción similar y que los astrólogos, que en ese entonces tenían gran autoridad y eran parte de la academia misma, atribuyeron este evento a la misma conjunción que tenemos actualmente: Saturno, Júpiter y Marte.
La conjunción ocurrió también en marzo, en aquella ocasión el día 20. Los astrólogos citaban un texto de Aristóteles (hoy sabemos que más bien era del llamado Pseudo Aristóteles) en el que se dice que «la muerte de las razas y la devastación (literalmente la despoblación) de los reinos ocurre en la conjunción de Saturno y Júpiter».
La peste negra es considerada la epidemia más letal en la historia de la humanidad, y curiosamente también llegó a Europa procedente de China, lo cual, por otro lado, nos habla de un periodo más amplio.
Sin embargo, los astrólogos dataron el origen de la devastación que asoló Europa en esa conjunción de 1345 y en una serie de eclipses. No obstante, la Gran Conjunción de los dos gigantes de nuestros sistema no necesariamente tiene connotaciones negativas.
Es muy conocida en la astrología la asociación de esta conjunción con el nacimiento de Cristo y con la misma estrella de Belén, lucero que podría mostrarse de una manera especial cuando estos dos planetas, que pueden apreciarse a ojo desnudo, se juntan.
Este fenómeno es notado incluso por astrónomos modernos, quienes avisan que la conjunción Saturno-Júpiter será un evento especialmente espectacular este 21 de diciembre, ya que los dos gigantes siderales estarán más cerca de lo que han estado desde 1623.
La conjunción que se menciona ocurrió en el año 7 a. C., en el signo de Piscis, regido por Júpiter, en tres ocasiones debido a los movimientos retrógrados.
Kepler, quien observó personalmente el fenómeno en el año 1603, haciendo cálculos concluyó que esta debía de ser la explicación de la llamada «estrella de Belén».
Actualmente veremos, sin duda y especialmente en asociación con la pandemia que vivimos, un resurgimiento del interés por este evento, que es demasiado complejo para verlo como algo meramente nefasto, ya que puede tener numerosas interpretaciones, las cuales no son inmediatamente perceptibles.
¿Hasta qué punto realmente nuestra vida es influenciada por los astros? ¿Hasta qué punto estaremos proyectando sentido a la bóveda celeste, ese espejo de nuestro pensamiento?
Eso es algo difícil de determinar, pero todas las civilizaciones han visto, cuando no una causa, sí al menos un correlato de su vida en los movimientos de los astros.
La pandemia que vivimos y una enorme crisis económica coinciden de manera precisa con los movimientos de los planetas y el significado que durante milenios, tanto en Occidente como en Oriente, se les ha atribuido.
En la búsqueda de sentido en tiempos difíciles algunos encontrarán en este patrón de las esferas planetarias una forma de significado, una manera de creer que el ser humano no existe en un cosmos inerte y ciego, sino que existe en un orden misterioso que se revela a través de los astros y el orden de la naturaleza.
Aunque en este caso podría ser un orden fatal, un orden aciago. Pero como enseñaron los estoicos y como luego entendería Nietzsche con su noción del amor fati, incluso esta oscuridad, este «desastre», este momento eminentemente saturnino, debe aceptarse e incluso amarse.
Esta es la mejor forma de relacionarse con Saturno desde la perspectiva de la astrología tradicional: obedeciendo (el dictamen del tiempo), practicando la disciplina y la paciencia.
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