Las primeras fotos de un supuesto «OVNI» en el sol fueron tomadas en 1883 por el astrónomo José Bonilla, pero después se comprobó que eran los residuos de un cometa que pudo haber hecho desaparecer nuestra civilización.
El impacto habría sido 3.000 veces más fuerte que la caída del meteorito de Tunguska. Sin embargo, el cometa pasó a sólo unos pocos miles de kilómetros de la Tierra, de acuerdo a una hipótesis presentada por científicos mexicanos.
Investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México hicieron su descubrimiento a partir de imágenes tomadas el 12 y 13 de agosto de 1883 por su compatriota, el astrónomo José Bonilla.
Un equipo encabezado por Hector Manterola, del Instituto de la Geofísica de la Universidad Autónoma de México, estudió las enigmáticas imágenes tomadas por el astrónomo mexicano José Bonilla el 12 y 13 de agosto de 1883, que vieron la luz en 1886 en la revista L’Astronomie.
¿Qué fue exactamente lo que vio Bonilla?
Corre la información de que fueron cientos de objetos. Debido al hecho de que el telescopio estaba equipado con un diseño ultra-moderno a la vez que tenía una cámara– Bonilla logró la captura de estos objetos.
En 1885, una de las imágenes fueron publicadas en la popular revista francesa L’Astronomie.
En la explicación se señaló que el fotógrafo había fotografiado varios OVNIs, o también se dijo que los objetos podrían ser en realidad pájaros que pasaron frente al telescopio.
La Universidad Nacional Autónoma de México llevó a cabo un estudio detallado de los fenómenos astronómicos observados y la imagen en el siglo XIX.
Los investigadores concluyeron que el objeto extraño en realidad era un cometa, viajando muy cerca de la Tierra en 1883.
Y el hecho de que Bonilla no vio al cometa completo, pero si muchos objetos relativamente pequeños, fue debido al hecho de que el cometa se desintegró poco antes de su descubrimiento.
La distancia entre la Tierra y el cometa fue de sólo 8 mil kilómetros. Una cifra muy pequeña en una escala cósmica. Una ligera desviación de la ruta implicaría un choque inevitable.
Por el tamaño del cometa era aproximadamente igual a Deimos, el segundo satélite de Marte, que es de 12,4 km de diámetro. Si ese cometa hubiera chocado con la Tierra, la humanidad no habría tenido ninguna posibilidad de sobrevivir, dijeron los investigadores.
La explosión habría sido más o menos igual en fuerza a lo que una vez llevó a la muerte de los dinosaurios. «sería como 3.275 eventos de Tunguska», – dijeron los investigadores mexicanos.
Los científicos indican que la única clase de objetos en el sistema cósmico que pueden estar rodeados por una “bruma” son los cometas. En los 150 años que han pasado se han observado más de 40 casos de la desintegración de cometas.
Las observaciones de Bonilla fueron rescatadas e interpretadas bajo los conocimientos actuales en una investigación realizada por los astrónomos Héctor Javier Durand, María de la Paz Ramos y Guadalupe Cordero, del Instituto de Geofísica, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El trabajo de Durand y sus colegas fue difundido en arXiv, un sitio de publicaciones científicas en Internet, albergado por la Biblioteca de la Universidad Cornell en Nueva York.
«Nuestro trabajo es una teoría plausible de un hecho registrado por un mexicano en 1883», dijo Durand.
Los astrónomos de la UNAM calcularon que los objetos observados por Bonilla, medían entre 46 y 795 metros de ancho y entre 68 y mil 22 metros de largo y pasaron a una distancia de la Tierra de entre apenas 538 y ocho mil kilómetros.
Por cierto, en 1883, la humanidad de todos modos sobrevivió a una catástrofe global. En la madrugada del 27 de agosto se produjo la erupción del Krakatoa, que se encuentra en el estrecho entre las islas de Java y Sumatra.
El tsunami causado por la explosión alcanzó una altura de 30 metros. Mató a unas 36 mil personas, una ola fue arrastrando a 295 pueblos y ciudades. Según los geólogos la fuerza de la explosión fue 200 mil veces la fuerza de la bomba atómica en Hiroshima.
Las consecuencias de la erupción se sintieron en todo el planeta. La onda de choque, de acuerdo con diversas estimaciones, circuló por la Tierra alrededor de 7 a 11 veces, y durante varios años en la atmósfera flotó una gran cantidad de ceniza volcánica..
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