Derinkuyu, en la a región turca de Capadocia, es la ciudad subterránea más profunda del mundo. Fue descubierta por un hombre al derribar una pared en su sótano
Comprar una casa y proceder a arreglarla a nuestro gusto, es algo muy cotidiano que realizan muchas personas por todo el mundo. Los edificios se deterioran con el tiempo, o cambian las costumbres, y tenemos la necesidad de rehabilitar o adaptar los espacios en los que vivimos.
En numerosas ocasiones, esto ha conllevado a descubrir no pocas sorpresas…
En la cuenca mediterránea, por ejemplo, no es nada extraño que un vecino que ha adquirido una casa en un casco antiguo de cualquier pueblo o ciudad, haya procedido a reformarla, haya tocado un tabique, y detrás hayan aparecido almazaras de la época romana, excavaciones en roca con restos arqueológicos neolíticos o puertas a túneles de escape en caso de invasiones.
En esta ocasión nos trasladamos a una casa cueva de la Capadocia en la Anatolia Central. Este tipo de construcción es común allí.
La erosión y sus peculiares formaciones geológicas la han convertido, junto a Estambul, en uno de los más importantes destinos turísticos de Turquía. Esta región es conocida por sus ciudades excavadas en la roca.
Hablamos de ciudades enteras, con sus casas (algunas de auténtico lujo) o de hoteles tan espectaculares junto con templos, bares..
El descubrimiento de la ciudad sellada
En 1963, un vecino de Derinkuyu, una de estas ciudades de la Capadocia, estaba realizando reformas en su casa, y se le ocurrió tirar una especie de tabique para poder engrandecer su sótano…
Cuál fue su sorpresa al descubrir que detrás de ese tabique había una habitación, y luego otra, y luego otra… Por una casualidad del destino, había descubierto una ciudad excavada en la roca.
Distinguidos arqueólogos comenzaron a explorar lo que ante ellos se abría; se trataba de una auténtica ciudad subterránea abandonada.
Se consiguió llegar hasta los 40 metros, descubriéndose 20 niveles subterráneos, aunque se cree que puede alcanzar hasta los 85 metros. Se trata de una auténtica joya, cuyo primer nivel pudo ser excavado hacia el año 1.400 a.C. por los hititas.
Actualmente se pueden visitar turísticamente los ocho primeros niveles, el resto han quedado reservados para arqueólogos y antropólogos.
Estamos hablando de una auténtica ciudad bajo tierra, de hecho, podía albergar entre 20.000 y 30.000 habitantes. El sistema de respiraderos establecidos se podría equiparar a cualquier obra de ingeniería moderna.
Se abastecían de agua gracias a un río subterráneo, existían tabernas, escuelas, lugares de culto y reunión, tenían perfectamente acomodado el ganado, almacenes con víveres, incluso puede observarse todavía la marca del carbón utilizado en sus cocinas, prensas para vino, bodegas, cisternas de agua… Y un sistema defensivo encomiable.
El laberinto de corredores llenos de trampas se podía sellar por tres puntos con grandes rocas, que sólo podían sellarse desde el interior, para dejar atrapados a los posibles invasores.
Cuenta con más de 600 entradas conocidas a la ciudad, la mayoría de ellas bien ocultas. Además, la ciudad cuenta con un corredor de casi 8 km de largo, que se cree conecta con la ciudad subterránea vecina de Kaymakli.
Los hititas la abandonaron, y posteriormente fue ocupado por los cristianos primigenios, que se defendían en esta ciudad, seguramente de las invasiones árabes.
Se cree que los habitantes de esta ciudad vivían normalmente en el exterior, pero se confinaban bastante asiduamente para defenderse de ejércitos enemigos.
Actualmente, es la ciudad subterránea más grande del mundo descubierta hasta la fecha. Casi no cabe decir, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, concretamente en 1985.
Derinkuyu, uno de los últimos bastiones templarios
Se han encontrado evidencias que sitúan a los hititas como a los primeros habitantes y creadores de los primeros niveles de esta enigmática ciudad.
Pero lo cierto es que su ampliación y correcta estrategia defensiva se sitúa en la época bizantina, y algunas mejoras incluso posteriores.
Una de estas evidencias es que desde los niveles 3 y 4, el descenso se realiza desde diferentes escaleras hasta una iglesia de planta cruciforme hasta el nivel más bajo.
De hecho, existen niveles que se encuentran obstruidos y están siendo objeto de estudio, ya que se han encontrado evidencias que sitúan a más de una cultura concreta habitando esta gran ciudad.
Existen incluso algunas teorías que creen que estas ciudades fueron construidas por civilizaciones extraterrestres que luego las abandonaron, dando paso a que posteriores humanos las ampliaran y las utilizaran como defensa.
Incluso, quien asegura que estas ciudades hormiguero eran la forma de defenderse los humanos de invasiones extraterrestres.
Lo cierto es que estas teorías no tienen ningún tipo de fundamento, tan sólo se han establecido conexiones difusas con algunos petroglifos encontrados en la zona.
Lo cierto es que la teoría que más se acerca al porqué esta ciudad fue sellada es que fuese un bastión templario conquistado por el imperio otomano.
Jesús Ávila Granados, en su libro “La mitología templaria”, sitúa numerosos signos de la orden del Temple en la Capadocia a lo largo de los siglos VIII y IX.
Aparentemente, la finalidad de la presencia de estos poderosos caballeros era la de proteger a cristianos bizantinos que estaban resistiendo las embestidas de los otomanos.
La orden del Temple empezó a ser mal vista, y se intentó eliminar cualquier rastro de ellos en la cristiandad, pero lo cierto es que sus estrategias defensivas y el lenguaje que dejaban impreso en la piedra los sitúa claramente en Derinkuyu.
De hecho, los signos que muestran los últimos niveles evidencian que existió una cruenta batalla a la que los habitantes de esta ciudad tuvieron que hacer frente.
La forma de sitiar esta ciudad desde el exterior era mediante el asedio y el envenenamiento, a través de los sistemas de ventilación y de los pozos destinados a la recogida del agua de lluvia.
Es muy probable que se viviese una época de sequía que obligó a los habitantes de la ciudad a consumir esta agua de los pozos o cisternas del exterior, siendo obligados a consumir agua envenenada por el enemigo.
Además, si los otomanos hubiesen, que con mucha probabilidad lo hicieron, descubierto el sistema de ventilación, sólo tendrían que envenenar con humo las diferentes bocas en el exterior.
Cada nivel de profundidad se podía sellar individualmente, pero la ventilación era necesaria. A tener en cuenta que había que proteger a unas 20.000 personas, con ganado y víveres incluidos.
Una vez descubierto el talón de Aquiles de la ciudad, sólo había que asediar y esperar. Y esto parece ser lo que pasó.
Los otomanos acabaron ocupando el lugar, y los templarios exterminados, junto con cualquier signo que recordara a su paso por allí.
Pero siempre quedan restos, como la cruz de las Ocho Beatitudes en el templo de Göreme, o la iglesia construida en la propia ciudad de Derinkuyu. De hecho, a lo largo de toda Anatolia observamos simbología templaria.
Derinkuyu, seguramente fue uno de los últimos bastiones templarios en Anatolia, para luego ser sellada por los propios otomanos y dejada en el olvido.
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REDACCIÓN: Ana Escudero Satorres
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