En su libro «Gods from outer Space», Erich von Däniken publicó detalles del mito de Bep Kororoti. Este, juega un importante papel en las danzas rituales de los indios Kayapó de Brasil.
Con un traje de mimbre parecido al de un astronauta contemporáneo, la tribu de los Kayapó celebran anualmente la llegada del misterioso Bep-Kororoti o “venido del Universo”.
Según los lideres tribales, aquel extraño hombre surgido de la cordillera Pukato-Ti infundió miedo en un principio, pero rápidamente adoptó la postura de Mesías en el grupo de nativos.
“Poco a poco, la gente de la aldea fue sintiéndose atraída hacia el extranjero a causa de su hermosura, la blancura resplandeciente de su piel y su bondad para con todos, reza la antigua leyenda.
“Era más inteligente que los demás y pronto comenzó a enseñar muchas cosas desconocidas para la gente”.
Según la leyenda amazónica, un día Bep Kororoti estalló en un ataque de locura. Gritaba y no permitía que los aborígenes se acercaran a su cuerpo.
Fue entonces que estos lo persiguieron hasta el pie de la montaña, y el extranjero escapó hacia los cielos en medio de una “tremenda explosión que sacudió todo a la redonda”.
Según la historia, “Bep-Kororoti desapareció en el aire en medio de nubes llameantes, humo y truenos”.
“Con la explosión, la tierra se había conmovido de tal manera que saltaron hasta las raíces de las plantas, y la selva desapareció y la tribu empezó a sentir hambre”.
El etnólogo Joao Americo Peret, quien hubiera entrevistado a los ancianos de la comunidad aborigen en 1952, afirmaba que la historia de Bep-Kororoti se remontaba a períodos lejanos.
El culto cargo surgido en torno a un ser definitivamente real, deja en vilo a los actuales investigadores acerca de qué clase de persona visitaría la selva del Mato Grosso en un período tan remoto, con un traje de astronauta y una vara “mágica” capaz de tumbar un animal con solo tocarlo.
Con seguridad, Bep-Kororoti no encaja con el tipo de soldado norteamericano con fines humanitarios que los Tanna de Vanatu aún adoran.
Aún más extraño, cuando la historia de los Kayapos fue difundida por primera vez, el diseño de los trajes de astronautas ni siquiera existía en los bocetos de las agencias espaciales de las grandes potencias.
Inclusive, el detalle de la segunda partida del cosmonauta “entre nubes de humo, rayos y truenos”, recuerda al despegue de una nave de propulsión moderna.
El mecanismo de propulsión, según explica la leyenda, estaría comandado por lo que los aborígenes entendían como ramas, y la nave, camuflada en árbol.
“El hombre venido del cosmos volvió a sentarse en aquel árbol especial y ordenó flexionar las ramas hasta que éstas tocasen el suelo. Y otra vez se produjo una explosión y el árbol desapareció nuevamente en el aire”..
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