Una historia macabra que rodea a unos cuadros que, ya de por sí, muestran una imagen un tanto inquietante ¿Qué existe detrás de de Los niños llorones?
Durante la década de los años 70 y 80, una serie de cuadros llamada «Los niños llorones», pintados por el italiano Bruno Amadio, se popularizó a tal punto, que cientos de réplicas se vendieron de manera masiva entre las clases medias de Europa y Latinoamérica.
Sin embargo, lo que comenzó con una euforia por conseguir las obras de arte, poco a poco se fue transformando en un círculo de caos, terror y paranoia que causaron pánico y aversión en contra de las pinturas.
Los niños llorones ¿Cuadros embrujados?
Rose Farrington, una habitante de Preston, declaró a un medio local que desde que compró uno de los cuadros a finales de los años 50, sus tres hijos y su esposo habían fallecido. Para ella, no había duda de que el cuadro estaba maldito.
Relatos como el de Farrington se pueden escuchar aún en nuestros días. La maldición del cuadro fue un rumor que se esparció como la pólvora durante los años 80.
La primera experiencia que se documentó sobre este caso proviene del 4 de septiembre de 1985.
El diario The Sun, publicó una historia sobre una pareja británica que culpaba a uno de los cuadros de los niños llorones por el incendio que destruyó su hogar en Yorkshire.
Todo se había reducido a cenizas y escombros, menos el cuadro, el cual estaba totalmente intacto.
La nota también incluía las declaraciones de un bombero en Rotherham que aseguraba haber participado en varios incendios en la zona donde lo único que se salvaba era el cuadro.
Obviamente, el amarillismo hizo lo suyo y el diario empleó la palabra «Maldición» como encabezado para referirse a esta serie de casualidades.
Además, mencionó las más de 50.000 copias de las pinturas vendidas por todo Reino Unido. Obviamente, esto generó un caos total.
Comenzaron a aparecer testimonios de más incendios, muertes extrañas y demás situaciones lamentables donde todo indicaba que el culpable habían sido los cuadros de los niños llorones.
La historia detrás de los cuadros
Para saber qué se esconde detrás de esta serie de pinturas, debemos conocer primero a su autor, Bruno Amadio.
Se debe aclarar que su carrera como artista fue bastante modesta, por no decir que no tuvo éxito alguno. Lo poco que se sabe de su vida es que después de haber estudiado artes plásticas, tuvo que participar en la Segunda Guerra Mundial.
Se sabe que era un fascista y un seguidor de Mussolini, lo que lo llevó a participar en la guerra. Sin embargo, fue aquí donde su vida cambiaría.
La barbarie, la crueldad, el miedo. Amadio conoció el lado más oscuro de la humanidad durante sus días en batalla, lo que le llevó a ver el mundo de otra forma.
Pero el dolor de todo lo que vio no desaparecía de su mente, por lo que decidió drenarlo a través de la pintura. Así nacieron los 27 cuadros de los niños llorones.
Una representación de niños huérfanos durante la guerra donde se podía ver reflejado el dolor y la desesperanza.
Hasta el momento parece una historia normal, pero todo se tuerce al final, donde nacen las leyendas.
La leyenda y la maldición
Existe un dato curioso sobre Amadio y las obras y es que no usó su nombre para firmarlos. Lo hizo bajo el pseudónimo Giovanni Bragolin.
De acuerdo a ciertos investigadores, esto lo hizo ya que, al ser un artista de poco éxito, hizo un pacto con el diablo para que sus cuadros tuvieran se vendieran. Así la persona que los viera directamente, podría ver el verdadero pánico.
Esta leyenda se esparció por Europa y Latinoamérica con el propio éxito de los cuadros. El final de la leyenda es aún más caótico; Amadio se había inspirado de un niño que conoció en la Guerra, por lo que decidió llevar la copia donde él aparecía al orfanato y regalárselo.
Sin embargo, al poco tiempo de que el cuadro llegara al recinto, todos los niños, incluido al del cuadro, fallecieron cuando el edificio se incendió.
Otra leyenda habla de que Amadio no solo conoció al niño llorón original en Madrid, sino que su historia de la pérdida de sus padres durante la guerra lo cautivó tanto que decidió adoptarlo.
El chico no hablaba con nadie y en su expresión siempre había dolor. De hecho, el padre de una de las iglesias, después de ver el cuadro por primera vez, le contó a Amadio la trágica historia del niño y como este había huido del orfanato al entrarse de la muerte de sus padres.
Sin embargo, a donde iba el niño, ocurría un trágico incendio sin explicación aparente. De hecho, el niño fue apodado como «El Diablo» y nadie quería adoptarlo, hasta que apareció el artista.
Muchas otras historias se sumaron a la leyenda; personas que fallecieron intentando destruir el cuadro o que el incendio del estudio de Amadio fue culpa del niño que había adoptado. Sea real o no, las coincidencias con los incendios y los cuadros originales fue real.
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