El hombre teme al tiempo pero el tiempo teme a las pirámides, y las pirámides temen a… “¡Zahi Hawass!”
El propio egiptólogo, el más famoso del mundo, acaba con una sonora carcajada la frase, un dicho popular en el mundo de la disciplina.
Zahi Hawass, que hoy no lleva sombrero, se ha puesto de buen humor con la conversación y aunque sigue mostrando un carácter fuerte y acostumbrado al mando digno de un comandante de carros del faraón (o incluso del propio faraón), presenta su cara más amable.
Aunque, tras haberlo sido todo en Egipto en el campo de la arqueología, ya no ostenta ningún cargo oficial, Hawass sigue en el centro de la egiptología mundial.
Sus recientes excavaciones en el exclusivo Valle de los Reyes (Luxor) han despertado enorme interés, al igual que lo hacen sus opiniones sobre todo lo relacionado con la actividad en este campo.
Busca, en ambos ramales del valle, el este y el oeste (valle de los Monos), tumbas de época amarniana (fin de la dinastía XVIII, hace 3.350 años), especialmente las de las reinas Neferiti y Ankesenamón, la esposa de Tutankamón.
Ha hallado una que denomina KV 65 (la denominación de las tumbas del Valle de los Reyes lleva las letras KV, por King Valley, y el número de hallazgo)
La KV 62 es la de Tutankamón, la KV 63 el depósito de momificación hallado por Otto Schaden en 2006 y KV 64, el sepulcro de la cantora del templo Nemes Bastet, hija de un sacerdote, encontrada por en 2012 por una misión de la Universidad de Basilea.
¿Es la tumba de Ankesenamón KV 65?
“No, en ella hay material de construcción de tumbas, herramientas, cerámica, material de momificación, semillas, parece un almacén como KV 64, pero más grande. Estamos pendientes de ver qué sale”.
Entonces, la de la mujer de Tutankamón…
“Creemos que la de Ankesenamón debe estar cerca de la de Ay, con el que se casó tras morir su marido y frustrase la operación de conseguir como esposo un hijo del rey hitita».
«De momento henos encontrado una interesantísima zona industrial, que servía para los trabajadores que acampaban en el área durante su labor en las tumbas».
«Entre los muchos hallazgos hay material para decorar sarcófagos y pozos con residuos de un taller de momificación”.
La reina de Tutankamón sin embargo no estaría en el sepulcro, porque Hawass la identifica con una de las dos momias de mujer, la descabezada, hallada por Belzoni en 1817 en otra tumba, la KV 21.
“Tenemos que hacer más pruebas, pero los análisis de ADN muestran que esa mujer es la madre de los dos fetos hallados en la tumba de Tutankamón”.
La otra momia, afirma, sería nada menos que Nefertiti.
Lo que quiere decir que su tumba, desconocida, también estaría sin ocupante. Como se ve, la búsqueda de reinas perdidas no se realiza solo sobre el terreno sino en los almacenes.
En cuanto a Cleopatra, Hawass es taxativo:
“He dejado de apoyar la teoría de que podría estar enterrada en el templo de Taposiris Magna (a 45 kilómetros de Alejandría)».
«Esa es la idea de la dominicana Kathleen Martínez, que excava desde 2005, y yo ya no la respaldo, he sacado mi nombre del proyecto”.
Vaya, llevaba años dándole credibilidad, ¿qué ha pasado?
“Había que excavar. Se ha excavado y ha quedado claro que no hay nada, Cleopatra no fue enterrada allí”.
¿Dónde pues?
“En Alejandría, cerca de su palacio, en la zona que ha quedado bajo el agua”
¿Podemos encontrarla?
“¿Por qué no?”.
No se le ve muy apasionado.
“En este momento no estoy interesado en Cleopatra, me interesa Nefertiti. Nunca hay que ir detrás de dos mujeres al mismo tiempo”. Hawas se ríe de su propia broma. “Una después de otra”.
Zahi Hawass sigue reclamando que se devuelva el patrimonio faraónico “robado”, entre el que incluye el busto de Nefertiti y la piedra Rosetta que, considera, serían un estupendo gancho en el nuevo Gran Museo Egipcio.
No pide que regrese el templo de Debod —”es un regalo”—, pero sí insiste en que se lo proteja de los elementos y el vandalismo.
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