Cuando Warren Shufelt inspeccionaba cerca del centro Los Ángeles en busca de petróleo, oro y otros minerales con un dispositivo de su invención, se topó accidentalmente con una supuesta «ciudad reptiliana subterránea»..
¿Qué hay de cierto en las noticias que se dieron sobre una ciudad reptiliana subterránea en Los Ángeles? Pues, en 1933, el ingeniero Warren Shufelt se valía de un dispositivo inventado por el mismo para tomar lecturas del suelo. Su objetivo era petróleo, oro o cualquier tipo de material valioso.
Sin embargo, de un momento a otro, el instrumento comenzó a mostrar una serie de «vacíos» por debajo de la tierra. Rápidamente se percató que se trataba de una red de túneles subterráneos, así que no perdió tiempo y dibujó un mapa de su hallazgo.
Todo parecía indicar que aquello había sido construido con un plan de trabajo. Con habitaciones a cada cierta distancia y depósitos que conducían otros túneles.
¿Una ciudad subterránea en Los Ángeles?
Shufelt dedujo que algunos de los túneles se encontraban hasta 30 kilómetros bajo tierra. En un principio pensó que se trataban de tuberías de ventilación.
Sin embargo, jamás pensó que estos túneles se conectaban con una ciudad mucho más grande, que quedó sumergida bajo el Océano Pacífico hace miles de años, durante un terrible terremoto y las siguientes inundaciones.
De acuerdo a investigaciones posteriores, el complejo descubierto por Shufelt era usado como emergencias, con una capacidad para albergar hasta 5000 individuos.
La supuesta «ciudad reptiliana almacenaba suministros de plantas no perecederas usadas como alimento y en cantidades suficientes para alimentar a los supervivientes. O al menos hasta que llegara el momento de volver a la superficie».
«También tenía un supuesto complejo donde se resguardarían documentos, artefactos y tesoros antiguos«.
El ingeniero investigó por su cuenta la red de túneles, lo que lo llevó a conocer a un miembro de los Hopi, conocido como Jefe Pequeña Hoja Verde.
La leyenda de la Gente Lagarto
Este le comentó sobre la existencia de una antigua raza de «Gente Lagarto». La historia contaba que hace unos 5000 años, una lluvia de meteoritos cayó en la costa occidental. Una prueba de esto es el cráter Winslow, al norte de Arizona.
Miles de personas fallecieron ese día. Se perdieron kilómetros de terreno fértil y de bosques. Una catástrofe sin precedentes.
Los pocos supervivientes se reunieron en la costa oeste para idear un plan y construir áreas seguras. Sin embargo, los centinelas del cielo aparecieron y les indicaron que era hora de volver a los refugios subterráneos.
Así, la Gente Lagarto cerró los túneles de acceso, salvándose de otra lluvia de meteoritos que arrasó esta vez con la costa oeste.
Pero, a pesar de haber sobrevivido a la catástrofe, el gas tóxico se filtró a los búnkeres, haciendo que perecieran.
Excavando en busca de la ciudad
Ambos hombres estaban convencidos que esta leyenda era real. Si a eso se le suma la información captada por el dispositivo de Shufelt, todo estaba dicho.
El 21 de febrero de 1933 consiguieron el permiso de la Junta de Supervisores del Condado para que comenzara la excavación. Cualquier tesoro encontrado debía ser compartido en un 50% con la ciudad de Los Ángeles.
Shufelt estaba convencido que el laberinto estaba a unos 300 metros de profundidad. Así podía encontrar las salas de 2.5 kilómetros cuadrados. Donde se escondían los tesoros más valiosos.
La leyenda sobre esta ciudad reptiliana cuenta cómo las salas resguardaban tablas históricas de oro. En ellas se encontraban grabados importantes sobre los orígenes de la humanidad. Estas tablas medían 1 metro de largo y 35 centímetros ancho.
Shufelt trazó el lugar ideal donde excavar ya que su dispositivo había localizado las áreas vacías de los túneles y zonas oscuras donde se encontraba el oro.
Cuando empezó la excavación, el agua se había filtrado a varios túneles. Llegando a inundar varias habitaciones.
La travesía de ambos sujetos había alcanzado hasta los medios de comunicación. A comienzos de febrero de 1934 salieron los primeros reportes de la «Tierra perdida de la gente lagarto».
Para ese momento, se habían excavado 100 metros en uno de los cinco pozos que se excavaban al mismo tiempo.
Sin embargo, cuando más atención había sobre la ciudad reptiliana subterránea, el proyecto fue detenido de un momento a otro. La excavación se abandonó y el 5 de marzo, los pozos fueron rellenados una vez más.
Shufelt continuó residenciado en Los Ángeles, falleciendo en noviembre del 57. Dejando legado que, a pesar de sus continuas luchas legales, jamás pudo continuar.
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