En el 2001, Mario Polia, un arqueólogo italiano encontró un manuscrito del siglo XVI en los archivos del Vaticano sobre una urbe llamada «El Dorado». Así descubrió que los Incas realizaron un viaje en las inmediaciones de Cuzco, en busca de una ciudad perdida conocida como Paititi.
Con el manuscrito, también se encontró una autorización papal para que los jesuitas «evangelizaran» Paititi. Sin embargo, estos jamás revelaron su ubicación exacta para evitar que la ciudad fuese saqueada por el oro.
Una práctica bastante común por la época debido a la llegada de los conquistadores españoles y su fiebre por el oro.
Cuando éstos preguntaban a los locales el origen de abundante oro, solo respondían que venía del «más allá». Un lugar al que sus ambiciosas intensiones no podrían llegar.
De esta manera nació la leyenda de El Dorado, bautizada de esa forma por los conquistadores. Conocida como Paititi por los locales.
Paititi ¿Existe realmente?
Durante siglos, arqueólogos, investigadores, cazadores de tesoros o aventureros han perdido la vida en búsqueda de la ciudad perdida. Fascinados por las leyendas, el abundante oro o por su necesidad de conocimientos.
El hallazgo de una ciudad como la descrita en las leyendas podría, incluso, cambiar el curso de la historia conocida. Ahora, con el descubrimiento de dicha carta del siglo XVI, el interés volvió a crecer.
Es conocido que en el Lago Titicaca hay una infinidad de tesoros que fueron arrojados por los Incas antes de la llegada española. Esa es otra de las posibles muestras de que tal ciudad existe.
El problema es que no se ha encontrado ningún indicio de El Dorado… pero sí se han encontrado registros de Paititi, una ciudad al nordeste de Cuzco, donde el oro abundaba más que en la capital del Imperio Inca.
Este es otro enigma de la historia y de la arqueología sudamericana. En la carta encontrada en el Vaticano, se habla de un viaje de 10 días a pie desde Cuzco, internándose en las selvas del río Madre de Dios, la meseta de Pantiacolla.
Los expertos han encontrado un espacio en zonas aledañas a las descritas en la carta que, creen, podría ser Paititi.
Evidencias que podrían conducir al descubrimiento
Para mayor intriga, en 1996 Greg Deyermenjian descubrió las pirámides de Paratoari en las cercanías de la región antes mencionada.
Sin embargo, a pesar de sobrevolar la región con avionetas, no se ha podido determinar si se tratan de construcciones naturales o artificiales.
El explorador ha estado investigado Perú desde hace años, obsesionado con Paititi. De la misma forma, Hiram Bingham lo hizo con Vilcamba, pero descubriendo Machu Pichu.
En el año 2002, un equipo internacional de 30 investigadores, también guiado por la carta del Vaticano. Jacek Palkiewicz, líder de la misión, estuvo dos años investigando hasta que, finalmente, anunció el supuesto descubrimiento de Paititi.
Según sus declaraciones, la ciudad perdida se encuentra en una región colindante con el Parque Nacional del Manu, entre Cuzco y Madre de Dios. Exactamente a 10 días de camino a Cuzco, como menciona la carta.
En siglo XVII, la leyenda de Paititi la colocaba bajo una laguna, en una meseta de 4 kilómetros cuadrados y que la vegetación la había tapado por completo.
Hasta ese lugar llegó Pailkiewicz y su equipo, encontrándose con un entramado de cavernas y túneles. Pero no se encontró nada de valor.
Deyermenjian, junto a Paulino Madani, continúan recorriendo la meseta de Pantiacolla. De hecho, tienen el título de haber descubierto el asentamiento inca más lejano en 2006. Sin embargo, Paititi continúa esquiva para los exploradores, a pesar de que los indicios son cada vez mayores.
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Jamás lo van a encontrar , si el Vaticano se llevó todo.