Uno de los fenómenos más enigmáticos del universo son los agujeros negros, unas regiones en las que la fuerza de la gravedad es tan poderosa que todo lo que los rodea es atraído. Ni siquiera la luz puede escapar.
Los expertos creen que podría haber hasta 100 millones de agujeros negros solo en nuestra galaxia, y estos monstruos pueden crecer hasta convertirse en miles de millones de veces más masivos que el sol.
Es más, en el centro de la mayoría de las galaxias, incluida la nuestra, hay un agujero negro supermasivo. Pero los científicos no saben qué sucede cuando los objetos pasan por el centro.
Pueden ser “espaguetizados”, estirados en largas hebras de materia; incluso podrían ser transportados a través de una especie de portal a universos paralelos.. ¿Pero y si te dijéramos que un misterioso objeto ha oscurecido uno de estos agujeros negros?
A partir de 2018, una de las luces de rayos X más brillantes del cielo se oscureció y los científicos aún no están seguros de por qué.
Según informa Live Science, el agujero negro responsable de crear el misterio de las luces apagadas se encuentra en GRS 1915+105, un sistema estelar a 36.000 años luz de la Tierra que contiene tanto una estrella normal como el segundo agujero negro más pesado conocido de la Vía Láctea.
Pero los investigadores vieron algo sorprendente a partir de julio de 2018: la luz del sistema GRS 1915 + 105 comenzó a atenuarse. Luego, a principios de 2019, la luz se atenuó aún más y nadie había visto algo así antes. Entonces, ¿qué está pasando?
“Sugerimos que este estado debe identificarse como el ‘estado oculto’”, escribieron los investigadores en un nuevo artículo publicado el 1 de enero en la base de datos arXiv, que aún está pendiente de revisión.
En otras palabras, un misterioso y enorme objeto se interpuso entre la fuente de luz y el telescopio de rayos X Swift que ha estado monitoreando el objeto, oscureciendo la vista del telescopio.
Aún llega mucha luz de la región brillante cerca del horizonte de sucesos del agujero negro, que los astrónomos a veces llaman el “motor”, así como el “disco de acreción” más grande de materia que cae. Pero esa luz no llega a la Tierra como solía hacerlo.
Ningún telescopio existente puede resolver los detalles del sistema lejano, por lo que la autora principal del estudio, Mayura Balakrishnan, estudiante graduada de astronomía en la Universidad de Michigan, y sus coautores tuvieron que hacer inferencias sobre cómo la luz proveniente de GRS 1915+105 cambió de un día a otro entre 2018 y 2019.
Una explicación es que en ocasiones los agujeros negros con grandes estrellas compañeras a veces se atenúan porque los vientos estelares de sus compañeras pueden empujar nubes de gas frente a sus luces.
Sin embargo, en el caso de GRS 1915+105 la estrella compañera es de baja masa y no tiene vientos estelares masivos que crearían el gas oscurecedor observado.
Los investigadores concluyeron que hay mucho gas en alguna estructura que dispersa y bloquea la luz proveniente del motor central y del disco de acreción.
En otras palabras, lo que sea que esté bloqueando la luz probablemente provenga del propio disco de acreción. Sin embargo, la naturaleza de esa estructura sigue siendo un misterio.
GRS 1915+105 es interesante para los astrónomos porque su motor de rayos X se asemeja a un modelo a escala de los motores que impulsan muchos agujeros negros supermasivos en los centros de galaxias distantes.
Otro fenómeno inexplicable ocurrió a finales de 2020. Uno de los agujeros negros más grandes del Universo, ubicado en el cúmulo estelar Abell 2261, desapareció repentinamente de los radares.
A pesar del uso de los modernos y potentes telescopios espaciales Hubble y Chandra, los investigadores aún no han podido detectar al menos algunos rastros del agujero negro.
Los astrónomos sugirieron que simplemente fue “expulsado” de la galaxia, pero no se sabe dónde, en ese caso, se encontraría ahora.
Los científicos continúan buscando el agujero negro, y quizás la respuesta a todos estos misterios ocurridos con pocas semanas de diferencia la tenga Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard y director del Instituto de Teoría y Computación del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica.
En una reciente entrevista con la revista New Statesman, afirmó que hay innumerables naves espaciales extraterrestres como ‘Oumuamua, el misterioso objeto interestelar que nos vistió en octubre de 2017, y que los expertos pueden encontrar muchas más en el futuro.
Describió su teoría diciendo que hay muchos, un billón de ellos, solamente dentro de la nube de Oort.
Entonces, si damos por buena la teoría del profesor Loeb, existe la posibilidad de que el misterioso objeto que ha se ha interpuesto entre el telescopio espacial y el enorme agujero negro GRS 1915+105 haya sido una más grande todavía nave espacial extraterrestre.
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