Muchas teorías, historias y leyendas hablan de la existencia de una civilización completa que vive bajo la superficie. La Hermandad Blanca y «su misión de ayudar a la humanidad a trascender al infinito».
Se cree que el nombre en sánscrito «Shambhala» significa «Lugar de Paz». Una denominación perfecta para implantar la luz en la Tierra, la misión de la Hermandad Blanca.
Los Maestros de Origen Celeste fundaron Shambhala para centrar el choque de fuerzas en el mundo. Esto se ha reproducido desde el Himalaya hasta América del Sur, donde existe una red de túneles subterráneo que nos lleva a un mundo intraterrestre.
Estos seres de luz forman la Hermandad Blanca, el gobierno interno positivo del mundo. Los registros de esta sociedad se encuentran presentes en muchas culturas antiguas.
Evidencia de la Hermandad Blanca: Paititi
El propósito de la hermandad es ser la luz que guíe al mundo. Ayudar a las personas a descubrir cuál es su sentido y misión, la cual se encuentra oculta en nuestro interior.
De acuerdo a antiguas escrituras, Paititi podría ser el epicentro principal de donde emerja esta luz.
Actualmente, esta ciudad «perdida» es el enigma arqueológico más grande de Sudamérica. A pesar de no haber sido encontrado aún y, de hecho, considerado una simple fábula para algunos historiadores, se cree que está escondida en las Selvas de Madre de Dios, en la zona oriental del Perú.
Según las leyendas, Paititi esconde un Imperio amazónico en plena actividad, donde habita el último Inca, esperando el momento de «volver al mundo de afuera» y restituir el orden.
La historia de esta mítica ciudad ya era altamente conocida en el siglo XVII. Algunos libros se inspiraron en crónicas antiguas o relatos de los indígenas y abordaron el tema para generar mayor interés.
Lo que más ha contribuido a la leyenda son los petroglifos de Pusharo; estos misteriosos grabados se descubrieron en 1921 por el misionero dominicano Vicente de Cenitagoya.
Están ubicados en una colosal roca en las orillas del río Sinkibenia, el cual es considerado sagrado por los machiguengas.
Observaciones posteriores demostraron que estos petroglifos no fueron hechos por los Incas y hasta la fecha, continúa siendo un misterio.
Mundos subterráneos y civilizaciones perdidas
En las selvas de Menú se han encontrado numerosas ruinas y caminos parcialmente pavimentados. Las pirámides de Paratoari podrían ser la prueba más fehaciente de esto.
Un dato que no pasa desapercibido es que en esta meseta muchas expediciones han, se han captado perturbaciones electromagnéticas y extrañas luces en los cielos. Además de misteriosos sonidos que emergen de las profundidades.
Dentro de las creencias andinas se encuentran los «Paco Pacuris», los antiguos maestros que fundaron el actual Parque Nacional del Manu, una ciudad intraterrestre anterior al imperio Incas.
Estos maestros son los encargados de resguardar las memorias milenarias de su cultura, así como el Disco Solar sagrado que, en el pasado, se encontraba en el templo Inca del Koricancha.
Otro imperio subterráneo se encuentra en la Cueva de los Tayos, uno de los misterios arqueológicos más grandes de Ecuador.
Cuando el explorador húngaro-argentino, Juan Moricz descubrió la cueva, escribió lo siguiente:
«…he descubierto objetos de gran valor cultural e histórico para la humanidad. Los objetos consisten especialmente en láminas metálicas que contienen probablemente el resumen de la historia de una civilización extinguida, de la cual no tenemos hasta la fecha el menor indicio…»
La entrada está a unos 800 metros de altura. Su acceso es de un túnel de 2 metros de diámetro y 63 metros de profundidad.
Su descenso es realizado con maquinaria de poleas y cabos. Una vez descendida la entrada, comienza un verdadero laberinto de kilómetros inexplorados y total oscuridad.
Curiosamente, el ave que habita la cueva de los Tayos se encuentra en la cueva del Guácharo, en Venezuela y en la cueva de las Lechuzas, en Perú.
¿Cómo es posible que una misma especie de ave ciega habite este sistema de cuevas? Algunos exploradores y teóricos aseguran que se debe a que estas cavernas están conectadas entre sí.
Erick Von Däniken y Neil Armstrong
El escritor y teórico suizo, Erich Von Däniken, fue el primero en obtener la información recopilada por Moricz. Para el escritor, no cabe duda que la biblioteca cósmica de la Hermandad Blanca se encuentran en ese sistema de túneles.
Von Däniken escribió «El Oro de los Dioses», basado en esos datos y el libro fue todo un éxito que vendió más de 5 millones de copias. De esta forma, el ingeniero escocés Stanley Hall, contactó a Moricz para realizar una expedición al a cueva.
El argentino aceptó, con la condición de que fuera él quien dirigiera la expedición y que ningún objeto encontrado fuese retirado.
Hall no aceptó la propuesta y, contactó con el gobierno británico. El resultado de esto fue una expedición en 1976, con personal científico inglés y ecuatoriano, más una gran cantidad de efectivos militares.
Para sorpresa de todos, el astronauta Neil Armstrong también estuvo presente.
Las investigaciones duraron 35 días, con generados de electricidad en el campamento base a escasos metros de la entrada y con varios descensos diarios. El informe final de la expedición decía que la cueva no era de origen artificial.
Sin embargo, las palabras de Armstrong sorprendieron a todos. Después de estar 3 días dentro de la cueva, al salir declaró a la prensa que su «experiencia en la cueva era muy superior a la vivido en la Luna».
¿Qué quiso decir? Hasta la fecha, no se sabe y no el mismo astronauta habló más al respecto. Sin embargo, es obvio que algo realmente sorprendente tuvo que suceder ahí abajo. La Hermandad Blanca sigue siendo todo un tema de misterio.
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Me interesa sobremanera este tema o conocimiento que ya lo tenía y necesito contactarme con personas autorizadas. Muchas gracias