Uno de los monumentos más enigmáticos del antiguo Egipto, y que más polémica ha generado en la comunidad científica, es la gran Esfinge. Una de las teorías que rodea a esta escultura es que esconde la puerta a una ciudad secreta.
Cuando Napoleón Bonaparte llegó a Egipto en 1798, se sorprendió de las extrañas edificaciones que encontraron. La que más llamó su atención, sin duda alguna, fue la gran Esfinge.
Más de 200 años después, este enigmático monumento sigue generando de que hablar, provocando hipótesis que desconciertan a la comunidad científica.
La Gran Esfinge: ¿Qué esconde en su interior?
Este inmenso monumento se hizo muy popular rápidamente en el resto del mundo. Sin embargo, no fue hasta 1936, gracias al arqueólogo francés Emile Baguettes, que se desenterró, demostrando así su forma total.
Para la época, un profeta alertó al mundo; declaró que había tenido una visión bajo los efectos de la hipnosis, en el que se mostraba el interior de la gran Esfinge.
Dentro, existía una enorme biblioteca antigua que custodiaba los conocimientos de la antigüedad, entre ellos, los restos de la Atlántida.
Edgar Cayce, el profeta en cuestión, aseguró que tanto las pirámides de Egipto, como la gran Esfinge, eran tan solo réplicas de la arquitectura atlante sumergida.
A pesar de que Cayce no fue tomado en serio, un equipo de la Universidad de Waseda, Japón, descubrió la existencia de túneles y cámaras ocultas en la estatua.
Esto provocó pánico dentro de la egiptología, pues siempre sostuvieron que no existía ningún tipo de pasadizo en su interior.
Gracias al uso de ondas sonoras electromagnéticas, el equipo encontró entradas en las patas de la esfinge y en la parte superior de la cabeza. Es esta cavidad la que fue descrita por Napoleón y fue fotografiada desde los cielos a comienzos del siglo XX.
Sin embargo, a finales del mismo siglo y bajo la excusa de la «restauración», se taponaron esta y el resto de las cavidades.
El hallazgo de «pasadizos secretos»
En una recreación hecha en 1914 por Charles Russel, se mostró el interior de la gran Esfinge. La ilustración tenía detalles donde se observaba claramente la entrada en la cabeza.
Dicha entrada daba hacia una cámara y bajaba hasta la estancia principal de la estatua. Ésta, su vez, poseía otros pasadizos que conducían a otras zonas más allá de la estructura. Pero lo más sorprendente es que, debajo de esta, había una pirámide.
Se cree que esta pirámide subterránea albergaría al faraón de la Dinastía I, el rey Menes, quien fue «elegido por los dioses» para gobernar en la Tierra. Además, ser la persona representada en la gran Esfinge.
Curiosamente, el diario británico «The Sphere», publicó el 22 de marzo de 1913, un año antes, la misma descripción que hizo Russel.
Un año más tarde, el 5 de marzo de 1914, el periódico australiano «Nothern Territory Times», publicó toda una columna dedicada a este hallazgo. Justo durante los días en los que se descubrió la misteriosa entrada de la cabeza.
Obviamente, la egiptología y la arqueología continúan negando la existencia de pasadizos secretos al interior de la gran Esfinge, a pesar de todos los estudios que se han hecho en relación. ¿Qué esconde realmente el interior de esta enigmática estructura?
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