En los 80, un ministro de la iglesia y astrónomo aficionado intentó calcular cuantas razas extraterrestres inteligentes viven en el Sistema Solar, llegando a una cifra definitiva.
En 1837, el científico escocés Thomas Dick creó un enorme triángulo o elipsis de muchos kilómetros en Siberia u otro país. Su objetivo: calcular cuántos extraterrestres inteligentes viven en el Sistema Solar.
La cantidad exacta de extraterrestres inteligentes habitando en el Sistema Solar
Dick calculó que existen unos 22 billones de extraterrestres habitando nuestro vecindario planetario. 4.200 millones están en la Luna, incluso si no tienen tecnología de telescopio para espiar la estructura triangular, posiblemente algunos tendrían sus ojos lo suficientemente desarrollados para verla.
Sin embargo, muchos se preguntarán ¿Cómo llegó a esas cifras? Para la época, había 280 personas milla cuadrada en Inglaterra. Así ideó que si cada superficie del Universo tiene vida, naturalmente ocurriría con una densidad similar a la Tierra.
Desde cometas, asteroides, hasta los anillos de Saturno. Si se sabe cuán grandes es algo, es fácil calcular cuántos seres viven ahí.
A pesar de que Dick era un gran científico, también era muy religioso. Uno de los últimos «teólogos naturales», es decir, una persona que buscaba señales de la influencia de Dios en la naturaleza.
Para él, simplemente no tenía sentido que Dios creara el cosmos sin crear vida. Necesariamente debía haber extraterrestres que puedan disfrutar su obra.
En su libro «Celestial Scenery», Dick menciona:
«Esta es una conclusión que no es meramente probable, sino absolutamente cierta, porque la opinión opuesta robaría a la Deidad el atributo más distintivo de su naturaleza, negándole virtualmente la perfección de la sabiduría y la inteligencia infinitas».
Dick asegura que vivir en otros mundos no es difícil y, de hecho, podrían estar organizados de una manera similar a la Tierra.
La Luna, por ejemplo, tiene una «gran variedad de elevaciones y depresiones». Aunque no se pueda observar claramente dichas características en Júpiter, Saturno o Urano por la distancia, cuando la luz los golpea, también muestran manchas y diferencias de sombra y color. Incluso en sus discos. Esto demuestra que hay superficies irregulares.
Otras hipótesis similares
Asegura que Dios, incluso, pudo crear atmósferas para cada cuerpo planetario, aunque nada asegura que sean similares a la de la Tierra. Un claro ejemplo de ello es Marte.
Por más extraño que parezca esta teoría, se puede observar lo profesional y técnico que fue el astrónomo escocés en su teoría. No era una simple idea, fue un trabajo con cálculos y principios formulados en base a su lógica.
De hecho, Dick ni siquiera fue el primero en desarrollar una hipótesis donde se sugería la vida en otras partes del Sistema Solar. El primero fue William Herschel, el astrónomo alemán argumentó que, incluso, había vida en el Sol.
El escritor Paul Collins, en su libro Banvard’s Folly: Thirteen Tales of People Who Didn’t Change the World, publicado el 21 de agosto de 1835, contó una explosive historia:
El astrónomo Sir John Herschel, erigió un enorme telescopio en Sudáfrica que amplificaba los cuerpos celestes hasta 42.000 veces. Cuando apuntó a la Luna, vio criaturas y humanos gigantes viviendo en ella.
El auge que tuvo el libro y los artículos relacionados al mismo, dio pie a que otros autores también desarrollaran hipótesis similares.
Obviamente, a pesar de tener una base, al menos, pseudocientífica, tenían cálculos o enfoques erróneos… o eso dice la ciencia moderna. Quizás, una de ellas estaba en lo cierto y la teoría Dick estaba en lo cierto.
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