Es posible que exista un mundo totalmente desconocido bajo la superficie. Una tierra interna que se expande a lo largo del planeta a través de túneles y cavernas inexploradas. El hogar de las civilizaciones intraterrenas.
Existen miles de historias de personas que se han adentrado a minas o cuevas que se han adentrado a un mundo totalmente ajeno al nuestro. Donde civilizaciones intraterrenas habitan libremente.
Civilizaciones intraterrenas en la Tierra
Imagina ingresar a una cueva y que, por azares del destino, lleve a una entrada secreta que nos traslade a una mítica ciudad fascinante. Donde se encuentre un altar con figuras no humanas, muy parecida a la idea que tenemos de los extraterrestres.
Un pasaje subterráneo donde se puede admirar las riquezas dejadas por los antiguos ancestros o que, quizás, te encaminen a donde puedan existir otras posibilidades.
Ciudades subterráneas que todavía no se descubren por completo, como Shin-au-av o de tantas otras que tienen que, a pesar de conocerse solo el nombre, todas están rodeadas de grandes misterios. Incluyendo la posibilidad de que civilizaciones intraterrenas habiten en ellas.
En México existen 52 pueblos indígenas, los herederos de las viejas culturas prehispánicas. Una de ellas, la maya, brilló con gran esplendor en Mesoamérica durante 3 mil años. Época que comprende el sur de México, Guatemala, Belice y parte de Honduras y El Salvador.
Esta civilización dejó una vasta herencia de conocimientos avanzados de matemáticas y astronomía que todavía permanecen alzados en sus pirámides, palacios y templos. Sin embargo, aún no sabemos la historia oscura de su colapso.
¿Qué sucedió con ellos? Aunque aún existen algunos descendientes entre nosotros, siempre existirá el misterio del por qué su inmensa mayoría desapareció de un momento a otro ¿Quizás para tomar otra forma de vida?
Muchos aseguran que descendieron a las profundidades de la Tierra, huyendo de los peligros que se avecinaban en la superficie. Ahora, los hallazgos arqueológicos más importantes de la década están destapando esta verdad.
¿Un mundo maya oculto?
Guillermo de Anda, director del proyecto Gran Acuífero Maya, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, informó que el día 4 de marzo, en la cueva Balamkú, se encontraron cientos de artefactos arqueológicos en honor al «dios jaguar» maya.
La cueva estaba a 2.7 kilómetros al este del Templo de Kukulcán y se descubrió en 1966 gracias a agricultores de la comunidad San Felipe. Sin embargo, esta permaneció intacta durante 50 años, cuando un arqueólogo decidió bloquear la entrada.
En 2018, este lugar fue redescubierto y se determinó que no fue saqueada, pues acceder a ella resultó complicado. Las piezas encontradas en el lugar eran sorprendentes, aunque algunas vasijas estaban fragmentadas, quizás por el paso del tiempo o por algún ritual.
Hasta el momento se han descubierto 200 incensarios, además de braseros, vasijas, cajetes, malacates y metates miniaturas.
Estas piezas podrían ser del Clásico Tardío, entre los siglos VII y VIII y al Clásico Terminal, aproximadamente en el siglo IX y X de nuestra era. Siendo usada al menos durante estos períodos, conforman parte de 7 ofrendas dedicadas a la imagen del dios de la lluvia en la cosmovisión maya.
Hasta el momento se han explorado unos 460 metros a gatas, además de que se tuvieron que introducir por grietas de poco más de 40 centímetros de circunferencia.
Esto muestra un significado muy profundo; con este hallazgo, el pueblo maya dejó un misterio que quizás nunca se revele.
¿Por qué dejaron estos objetos en lugares tan remotos, prácticamente imposibles de alcanzar? Es posible que sea la entrada a un mundo oculto entre las montañas y cuevas, alejado de todo lo que conocemos donde existen civilizaciones intraterrenas.
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