Ubicada en el centro del cerebro, sobre el techo del tercer ventrículo cerebral que rompe la simetría en órganos pares. La glándula pineal ha generado tanta incertidumbre que muchos aseguran que es una herencia de sabiduría extraterrestre.
Midiendo tan solo 10 milímetros de diámetro y pesando 150 miligramos. Así de pequeña es la glándula pineal, o epífisis; la encargada de regular los ciclos del día y la noche, secretar melatonina y más. Es, posiblemente, el órgano más importante del cuerpo humano.
El descubrimiento científico de la glándula pineal
La primera descripción de la glándula pineal se le atribuye a Herón de Alejandría, en el siglo III a. C. Él la vinculó a funciones valvulares reguladoras del «flujo del pensamiento» en el sistema ventricular.
Galeno describió su anatomía y la llamó konarium, o cono de piña, según su traducción. Denominación que continúa hasta la actualidad, ya que pineal proviene de «pinea», que significa piña en latín.
También observó que su estructura tiene un parecido al de las glándulas mayores que con el del sistema nervioso.
En el Renacimiento, Andrés Vesalio aportó una descripción anatómica en su De Humani Corporis Fabrica y René Descartes la calificó en su obra póstuma, De Homine, como un tercer ojo. No por su papel en el control de la regulación de los ciclos de admisión de luz del cuerpo, aún desconocidos, sino por que aseguraba que constituía la sede del alma.
Descartes, además, le asignó una función fisiológica; era la encargada de la percepción del entorno. De esta forma, tanto cuerpo y alma eran expuestos en separado ya que su conexión estaba en este punto preciso.
Con esa mentalidad se llegó al siglo XIX, cuando se empezó una investigación de la glándula pineal en mamíferos desde distintos frentes. Anatómico, histológico, embriológico, además se mostró una semejanza en la epífisis de vertebrados inferiores.
En 1905, Studnicka estableció que la pineal derivaba filogenéticamente de un órgano fotorreceptor con función desconocida. Tal cual como los reptiles…
El siglo XX y el avance de la investigación
A comienzos del siglo XX, Heubner publicó el caso clínico de 3 niñas con tumores pineales asociados a una pubertad precoz. Supuso que una hormona antigonadotrópica de origen pineal era la encargada del control del comienzo de la pubertad. Por ello, había una relación entre la glándula pineal y la reproducción.
En1943, Bargman sugirió una función endocrina, regulada por la luz a través del sistema nervioso central.
En la actualidad, la publicación The Pineal Gland, de Julian Kitai y Mark Altchule en 1954, atribuyó a la glándula pineal 3 propiedades: Intervención en el control de la función gonadal, participación en la respuesta cromática dérmica a los cambios de luz ambiental en vertebrados inferiores y una vinculación en la conducta.
Otros expertos, como Rick Strassman, profesor clínico de psiquiatría en la Universidad de Medicina de México y presidente co-fundador de la Fundación de Investigación de Cottonwood, explicó que el «tercer ojo», aparece en el embrión humano exactamente a los 49 días de gestación. Algo que se relaciona con los monjes tibetanos y los 49 días que, según ellos, tarda el alma en reencarnar.
Entonces, se concluyó que la glándula pineal es un cuerpo que segrega hormonas en mamíferos y algunas aves. Sin embargo, en peces, reptiles, anfibios y el resto de las aves, es una formación que integra órganos fotorreceptores, cuyas fibras «desembocan» en la parte superior del cráneo.
Básicamente, es un verdadero tercer ojo. Cuando no hay luz, la glándula pineal produce melatonina a partir de la serotonina. Esto se relaciona con la regulación de los ciclos de vigilia y sueño, además contrarresta los efectos del famoso «jet lag». También es un poderoso antioxidante y se ha comprobado que participa en la apoptosis de células cancerosas en el timo.
El estudio espiritual
La circulación de hormonas por el organismo genera una serie de emociones y sensaciones concretas. Las sustancias endorfinas segregadas por la glándula pineal nos ayudan a entrar en un estado de conciencia más íntimo provocado por la sensación de tranquilidad que aporta la melatonina.
Esta segregación de endorfinas ayuda a entrar en un estado de conciencia más íntimo por la sensación de tranquilidad que genera la melatonina.
Esto relaja y disminuye los sentidos, esto se refleja en el cuerpo a través de la reducción de glucógeno en la sangre, induciendo el sueño y llevándolos a un estado de sueño.
Al estar la actividad cerebral al mínimo, reduce las interferencias del mundo externo y la concentración sobre la persona es superior.
Este permite una nueva perspectiva donde las personas aprovechan para reflexionar y encontrar respuestas y soluciones.
Diferentes especies cuentan con la glándula pineal, pero estas no cuentan con conexiones entre la glándula y las vías visuales a partir de los fotorreceptores de los ojos. Así que su estrategia evolutiva del «tercer ojo» fue capaz de recibir la luz que necesita por otras vías.
En cambio, el humano al tener estas conexiones, no necesita del «tercer ojo» para hacerla funcionar y regular ciclos de sueño-vigilia.
Esto quiere decir que en algún punto de la evolución, la humanidad perdió ese tercer ojo tan útil en peces, reptiles y aves.
En el vedismo, señalan que la glándula pineal es el sexto chakra, para los hinduistas es la «ventana de Dios». Para los taoístas es «el asiento del alma».
Es posible que esta concepción como «ventana del alma», tenga relación con el «tercer ojo» de ciertos reptiles, peces y aves que apunta al cielo.
La dimetiltriptamina o DMT
Ciertos investigadores sugieren que, además de melatonina, la glándula pineal sintetiza y segrega la dimetiltriptamina. Esta sustancia sería responsable de nuestros sueños visuales naturales y, aumentada artificialmente por ingesta, inhalación o inyección, de alucinaciones y experiencias visuales intensas.
Algunas investigaciones apuntan que esta sustancia, en exceso, provoca trastornos como la esquizofrenia o el autismo. Por otro lado, la glándula pineal está sumamente protegida del estrés. Entonces ¿Qué ocurre si aplicamos estrés de manera artificial?
Científicos como el doctor Strassman y Persinger, neuropsicológo de la Universidad Laurentian de Canadá, o el doctor Sergio Felipe de Oliveira, entre otros, han comprobado científicamente que la glándula pineal al estimularla, estresarla artificialmente, es capaz de convertir estas ondas electromagnéticas en estímulos neuroquímicos llegando a esta increíble conclusión:
«El DMT a niveles elevados, genera estados paralelos de conciencia, los denominados “Viajes al más allá” y “Desdoblamientos astrales”. Es decir, es el portal para que “el espíritu” se marche fuera del cuerpo. ¿Cómo puede hacerse esto? Según diferentes experimentos realizados por el Doctor Persinger con el llamado “Casco de Dios”, los resultados en pacientes voluntarios han sido la aparición de experiencias extracorpóreas, incluyendo la visión de luces en un túnel y el sentimiento de notar presencias no identificadas».
Las visiones del DMT-verso estimulan la glándula pineal
Más allá de su capacidad fotosensible, los últimos estudios insisten en que la glándula pineal es también un magnetoreceptor. Es decir, es sensible a los campos magnéticos y transforma sus ondas en estímulos neuroquímicos.
José Luis Bardasano, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, es uno de los mayores especialistas en temas relacionados con bioelectromagnetismo. En su obra « Electromagnetismo, glándula pineal y salud pública», aseguró que en el organismo existen 2 sistemas de comunicación: el de base química y el de base eléctrica.
En el sistema endocrino, las señales de información son las hormonas que se transmiten a través de canales de información. Vasos sanguíneos, vasos linfáticos, canal neural y otros. Alcanzado los órganos diana o efectores.
En el sistema nervioso, las señales son electromagnéticas y poseen una red de distribución con centros y subestaciones que asienta sobre las neuronas, alcanzando los músculos, corazón, glándulas y más.
Éstos 2 sistemas evolucionaron paralelamente y colaboran desde sus orígenes en perfecta armonía cronobiológica. Los ritmos y ciclos de estos sistemas se coordinan por la glándula pineal. Para Bardasano, la luz es el temporizador o sincronizador principal de los ciclos vitales, mientras que los campos electromagnéticos constituyen el sincronizador adicional.
Los estudios concluyen que las alteraciones electromagnéticas, igual que la luz, interrumpen el proceso de secreción de melatonina. Exponerla continuamente y la consecuente reducción de su actividad provoca fatiga, estrés, trastornos del humor, trastornos del sueño, rendimiento profesional disminuido, depresión e incluso riesgos de padecer cáncer.
La segregación de melatonina se reduce drásticamente a partir de los 7 años de edad. En ese tiempo se generan otros cambios en el cerebro, por lo que existe la posibilidad de una vinculación entre tales cambios y las capacidades psíquicas de los niños.
Entonces, podemos decir que a través de la disciplina y la práctica se puede activar la glándula pineal, convirtiéndose en el camino para acceder a experiencias que nos hacen darle otro sentido a la vida.
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