Existen alrededor de 1.500 islas en el Mar de Aral, en Asia Central. Sin embargo, ninguna es tan enigmática como Barsa-Kelmes, ya que podría ser un portal a otras dimensiones.
En kazajo nativo, Barsa-Kelmes significa «Tierra sin retorno», un nombre perfecto para una misteriosa isla llena de enigmas y secretos.
El misterio de Barsa-Kelmes
Envuelta en una espesa niebla, fue abandonada por sus habitantes hace décadas. Estos y otros acontecimientos hacen creer a los vecinos, que la isla es un portal entre 2 dimensiones.
Investigadores han declarado que la isla está llena de criaturas de otra línea temporal. Los habitantes de las islas cercanas aseguran haber visto animales similares a aves sobrevolando la isla, serpientes marinas enormes nadando en sus aguas y bestias gigantescas de cuellos largos que llevan sus cabezas hasta por encima de la niebla.
Sin embargo, lo que más ha generado intriga es que los exploradores que se han adentrado a su interior, han desaparecido.
Uno de los misterios más «palpables» de la isla, es que los sistemas de navegación, relojes y brújulas dejan de funcionar. Incluso, el flujo del tiempo se acelera o se vuelve más lento.
Las leyendas hablan que, en el siglo XIII, la isla fue usada como refugio de personas que huían de la invasión mongola.
Cuando finalizó la guerra y los refugiados volvieron a sus tierras, todo era diferente. Era como si hubiesen estado ausentes por décadas en lugar de unos cuantos meses.
Otro incidente parecido sucedió en el siglo pasado. En 1959, algunos kazajos decidieron usar a Barsa-Kelmes como santuario de invierno. Sin embargo, ninguno volvió, lo que provocó que se crearan grupos de búsqueda.
Un equipo se adentró a la isla para buscar a los desaparecidos, el otro se quedó en la costa para preparar todo, en caso de que se necesitara asistencia médica. Sin embargo, los días pasaron y no había señales de su regreso.
La Unión Soviética decidió prestar apoyo, enviando un avión para explorar la zona. Cuando la aeronave entró en la espesa niebla, se perdió todo contacto con el piloto.
La misteriosa investigación soviética
La última comunicación mencionaba problemas con los controles y un aterrizaje de emergencia. Una vez en tierra firme, se descubrieron objetos elípticos flotando silenciosamente dentro y fuera de la isla. Desgraciadamente, no se pudo volver a hacer contacto con los tripulantes.
Los soviéticos decidieron enviar un equipo especializado al interior de la isla a través de un tanque que estaba sujeto con un grueso cable metálico. La tripulación tenía prohibido abandonar el vehículo blindado y no dejar en ningún momento los canales de comunicación.
Todo funcionaba correctamente, pero al poco tiempo, sucedió lo mismo; la comunicación se perdió y todo quedó en silencio.
El tanque fue arrastrado mecánicamente a la base que habían instalado en la costa. Los soldados, aterrorizados, vieron como el blindaje estaba cubierto de una sustancia fosforecente similar al hielo y en su interior no había nadie.
A pesar de que se enviaron muestras de la sustancia a laboratorios en Moscú, no se pudo determinar de qué se trataba.
A finales de los 80, un mecánico naval llamado Timur Dzholdasbejov, denunció la presencia de una especie de base militar en uno de sus viajes a los alrededores de la isla.
Afirmó volvió al día siguiente, acompañado de un amigo. Ahí descubrió que los edificios de la base ya no estaban.
Esto provocó que la Unión Soviética estableciera un plan de expedición científica y militar Barsa-Kelmes, la cual se pautó para 1991. Pero el colapso soviético provocó que la misma se suspendiera.
El ufólogo ruso, Vadim Chernobrov, sugirió que la niebla podría ser una especie de defensa de una base alienígena.
Los incidentes siguen sucediendo y, aunque cada vez son menos las personas que aventuran a acercarse a la extraña Barsa-Kelmes. Esta no sería la primera vez que en una zona remota e inhóspita suceden fenómenos extraños.
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