Joe Biden causó revuelo el lunes durante una reunión de líderes empresariales en la Casa Blanca cuando aludió a un «nuevo orden mundial» venidero a raíz de la crisis de Ucrania, aparentemente sin detenerse a considerar el incómodo legado de la frase
Dirigiéndose a la reunión trimestral de directores ejecutivos de la Mesa Redonda de Negocios —que incluyó a los jefes de General Motors, Apple, Alphabet (Google) y Amazon—, Biden concluyó sus comentarios diciendo:
«Ahora es un momento en que las cosas están cambiando. Vamos a… va a haber un nuevo orden mundial y tenemos que liderarlo. Y tenemos que unir al resto del mundo libre para hacerlo».
La frase rápidamente comenzó a ser tendencia en Twitter, y los comentaristas no perdieron el tiempo en regodearse con lo que vieron como la invocación presuntamente accidental del presidente de una teoría de conspiración muy famosa.
Ésta afirma que «una camarilla globalista de élite que opera desde las sombras está conspirando para repartirse el mundo e imponer el régimen totalitario».
No obstante, cualquiera que se haya tomado la molestia de escuchar el discurso completo del mandatario no habría tenido ninguna duda de que se refería a las arenas movedizas de las relaciones geopolíticas en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin el mes pasado.
El conflicto ha visto ciudades pulverizadas por salvajes tácticas de guerra de asedio, el éxodo de millones de personas, valientes ucranianos organizados en una resistencia..
Y crímenes de guerra denunciados cuando las bombas llueven sobre hospitales de maternidad, guarderías infantiles, centros comerciales, un teatro comunitario e incluso un memorial del Holocausto.
Y tras casi un mes de invasión, ahora el Kremlin comienza a vislumbrar la posibilidad de utilizar armas nucleares «si la existencia rusa se viese amenazada».
Mientras tanto, la comunidad internacional se ha movido para imponer sanciones económicas punitivas contra las empresas, los bancos, los políticos y los oligarcas rusos como nunca antes se habían visto..
Evitando las exportaciones y la energía del país a medida que las corporaciones cesan sus operaciones, cerrándolo tanto comercial como diplomáticamente en la esperanza de forzar el fin de las hostilidades.
Eso sí, el que este conflicto se haya dado justo cuando está menguando una pandemia que sometió al mundo y provocó un régimen pseudo orwelliano por casi dos años, da lugar a pensar en un plan donde la implantación del miedo constante parece ser el protagonista.
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