Llega una polémica propuesta de un investigador de la NASA que sugiere hacer que Venus sea habitable para los humanos..
¿Cómo? Encerrando todo el planeta en un caparazón gigante, atrapando la atmósfera tóxica adentro y permitiendo que los colonos creen una atmósfera respirable en la nueva superficie.
Un artículo revisado por pares —y pronto a publicarse en el Journal of the British Interplanetary Society— describe el ambicioso plan que, cabe señalar, tomaría al menos 200 años en completarse.
«El interés radica principalmente en el espíritu de exploración», dijo Alex Howe, el astrofísico de la NASA en el Centro de Vuelo Espacial Goddard detrás del artículo».
«Howe destaca como puntos venusinos favorables la «gravedad superficial similar a la de la Tierra, una atmósfera lo suficientemente gruesa como para brindar una protección sólida contra los rayos cósmicos y la radiación ultravioleta, y un tiempo de viaje más corto que el que implica ir al otro vecino, Marte».
Carbono alterado
La logística del plan sería extraordinariamente desafiante, incluso para los estándares casi imposibles de terraformación que —con la discutible excepción del cambio climático no intencional en nuestro planeta natal— nunca ha sido intentado por la humanidad.
Pero, ¿cómo se llevaría a cabo?
En primer lugar, las sondas robóticas absorberían la atmósfera venusina tóxica, almacenando el oxígeno para que lo usen los colonos posteriores y el carbono para construir los inmensos mosaicos de la caparazón —cada uno del tamaño de una cuadra de ciudad y lo suficientemente huecos y livianos como para que floten—.
Se necesitarían 72 billones de mosaicos para cubrir el planeta entero, flotando a una altitud de 48 kilómetros para evitar los brutales vientos y temperatura infernal.
Luego, con el caparazón gigante en su lugar, comenzaría finalmente la geoingeniería de la atmósfera para que sea amigable con los humanos.
«Los colonos pioneros podrían emigrar de la Tierra a Venus antes de que se complete la superficie más gruesa. Vivirían en cúpulas cerradas, donde podrían ayudar a supervisar la construcción en curso», afirma Howe.
Agrega también que «la mayoría del agua usada para la terraformación de Venus tendrá que ser exportada de otros lugares del sistema solar, como la Tierra o Marte».
A pesar de todas las increíbles dificultades logísticas de esta propuesta, Janusz Petkowski, un astrobiólogo del MIT que estudia el planeta, cree que, a nivel técnico, el proyecto es «una gran posibilidad».
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