Desde hace décadas, varios astronautas han dado declaraciones que la NASA ha decidido ignorar. Ese es el caso de Gordon Cooper, quien aseguró haber visto a cientos de OVNIs.
Leroy Gordon Cooper fue piloto de la Fuerza Aérea y estuvo durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzado el grado de Coronel. En 1959 se hizo astronauta, participando en el primer programa espacial de naves tripuladas de Estados Unidos.
Hizo vuelos en el programa Mercury, Mercury Altas 9 y Gemini 5. También estuvo en el entrenamiento de suplente en el proyecto Gemini 12 y en el Apolo X. Lo que le otorga un gran currículum a su carrera… Por ello, pocas personas dudan de su palabra, cando declaró haber visto cientos de OVNIs.
Gordon Cooper y sus impactantes declaraciones
El astronauta falleció a los 77 años de edad, en el año 2004, sosteniendo el galardón de ser uno de los primeros astronautas de la NASA.
A pesar de ser considerado como «una gloria» por la astronomía, Gordon Cooper ha sido uno de los hombres más abiertoS sobre el tema OVNI. Llegando, incluso, a reconocer públicamente varios encuentros.
El primer avistamiento sucedió en 1951, la Base aérea de Neubiberg, en Alemania. Contó que un vigilante vio con sus binoculares un grupo de objetos sobrevolando la base. Ese escenario ocurrió cerca de día y medio, en dirección este-oeste.
La base envió cazas para ver mejor el fenómeno, declarando que los objetos, de gran tamaño, parecían platillos lenticulares dobles.
A pesar de intentar interceptarlos, no pudieron acercarse lo suficiente porque eran mucho más rápidos que los cazas. Además volaban a grandes alturas y hacían maniobras imposibles. Siendo capaces de alcanzar velocidades supersónicas en cualquier momento.
«No creo en absoluto, que pudiese tratarse de tecnología soviética, o americana. Ahora estoy convencido de que eran de origen extraterrestre. Posteriormente descubrimos que los soviéticos no eran capaces de producir ningún artefacto con esas características de vuelo.
Además, como esto ocurrió hace cincuenta años, si hubiera sido un arma secreta de nuestro ejército, a estas alturas ya lo sabríamos».
El segundo avistamiento
El segundo avistamiento tuvo lugar 6 años después, en la base aérea Edwards, California. Gordon Cooper fotografió un OVNI que aterrizó en la base.
Para ese entonces, el astronauta era director de proyectos de una serie de programas aéreos de pruebas en el Lago seco de Mojave, en Edwards.
Los fotógrafos de la Fuerza Aérea Estadounidense grababan los aterrizajes con cámaras de videos para analizarlos. Un día, un grupo entró a su oficina, diciendo que un platillo volador acaba de pasar sobre sus cabezas. Había sacado 3 patas y luego aterrizó en el lago seco, a unos 50 metros de distancia.
Cuando los fotógrafos se acercaron a la nave, esta se elevó para después acelerar en un abrir y cerrar de ojos.
Gordon Cooper reveló la película inmediatamente para revisar de forma oficial el incidente. Pero a cada persona que llamaba, lo remitía a puestos más superiores. Así hasta llegar al coronel.
Este le pidió que metiera los negativos en una bolsa de mensajería y se los enviara al Pentágono. También le ordenó que no sacara copias. Más nunca volvió a verlos.
El 9 de noviembre de 1978, el astronauta envió una carga al embajador de las Naciones Unidas, preocupado por el incidente.
La carta a las Naciones Unidas
«Estimado embajador: deseo comunicarle mi punto de vista sobre los visitantes extraterrestres, popularmente denominados ‘ovnis’. Creo que esos vehículos y tripulaciones visitan nuestro planeta desde otros mundos de tecnología más avanzada que la nuestra.
Es necesario que tengamos un programa coordinado de primer nivel para recopilar y analizar científicamente datos de toda la Tierra sobre cualquier tipo de encuentro y determinemos cuál es el mejor método para comunicarnos con estos visitantes.
Posiblemente debamos demostrarles primero que hemos aprendido a resolver nuestros problemas por medios pacíficos antes de ser aceptados como miembros calificados del equipo universal. Esta aceptación implicaría tremendas posibilidades para el avance mundial en todas las áreas.
No soy investigador de ovnis y aún no he tenido el privilegio de volar uno, pero estoy calificado para hablar sobre ellos, ya que he llegado a la periferia de las vastedades por las que viajan.
Ya en 1951, tuve la oportunidad de observar durante dos días muchos vuelos de esos objetos, de diferentes tamaños, en formación de cazas, del este hacia el oeste de Europa. Y se hallaban a mayor altitud que la que podía alcanzar nuestros aviones en aquella época.
Sé que algunos astronautas se muestran reacios a discutir el tema a causa del gran número de personas que han vendido historias inventadas o que han abusado de sus nombres falsificando documentos, pero igualmente muchos de nosotros creemos en los ovnis porque hemos tenido la oportunidad de verlos en tierra o en vuelo.
Si la ONU está de acuerdo en seguir este proyecto y brindarle credibilidad con su apoyo, quizá sean muchas más las personas bien calificadas que den un paso adelante y contribuyan con ayuda e información».
No se sabe si Gordon Cooper obtuvo respuesta, sin embargo, este testimonio es de los más reveladores dado por algún astronauta.
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