Una extraña historia de cómo 3 pilotos de avión, con una larga carrera, «hablaron con un OVNI vivo» en 1968.
El 4 de noviembre de 1968, un avión IB-249, de la compañía española IBERIA volaba a Alicante desde Londres. Nadie pensaría que ese viaje, se toparían con un «OVNI vivo».
El extraño encuentro con un OVNI vivo
Los 3 pilotos del IB-249 eran el comandante Juan Ignacio Lorenzo Torres, el copiloto era Juan Seldran García y el mecánico de vuelo, José Cuenca Paneque.
Lorenzo Torres piloteaba aviones desde los 17 años, fue oficial del Ejército del Aire durante 40 años, llegando a ser piloto oficial del Rey Juan Carlos de Borbón. También fue piloto de combate en el Sahara y director de una escuela de aviación. Su experiencia no podría ser cuestionada.
«Yo era entonces el comandante del Caravelle. Cuando llegamos a Barcelona, el controlador del aeropuerto nos ordenó que bajáramos, lo cual fue extraño. Pero pensé que podrían ser los aviones cruzando y por eso nos hicieron descender. Así que le dije al copiloto, Juan Celdrán García, que mantuviera una vigilancia exterior en caso de que viera un avión acercándose a nosotros.
El controlador dijo más tarde que en un nivel superior ven un avión que se nos acerca. Estábamos en FL310 al acercarnos a Barcelona, y el controlador ordenó descender a 280. Es decir, a 8,5 km.
Había algo de turbulencia a este nivel, y le pedí al copiloto que no bajara la guardia. Después de un rato, Juan me advirtió: ‘Lo veo’. Pero no era otro avión».
La misteriosa luz «imposible»
Se trataba de una luz intensa. Era demasiado potente para provenir de un avión. Bajó desde arriba y se posicionó frente a ellos. Lorenzo dijo al copiloto que no informara todavía del objeto, ya que no parecía algo normal.
La luz se acercó mucho, estaba a unos 10 metros delante y de repente, otra luz apareció en el centro. Esta era de diferentes tonalidades entre blanco, azul y gris.
Lo más extraño, es que el pulso de luz era similar al de una «respiración». Los pilotos declararon que parecía que tenía vida. El OVNI también tenía otras luces más pequeñas del mismo color, a los lados de la principal.
El objeto mantenía una distancia clara, yendo a la misma velocidad que el avión. Eran en total 3 objetos; 1 grande en el centro y 2 más pequeños a cada lado. Pero los 3 estaban tan sincronizados que parecían ser una sola máquina.
Los 3 pilotos decidieron llamar a la azafata y le preguntaron que si ella también lo veía. La mujer respondió afirmativamente y preguntó qué era eso, respondiendo que no sabían.
En un momento, la luz se apagó y volvió a encenderse. El objeto se acercó a la trompa del avión empezó a realizar maniobras imposibles y a velocidades extremas.
Esto continuó unos 10 minutos, hasta que el piloto decidió comunicarse con el controlador aéreo.
«Para su información, le diré que tenemos un objeto no identificado que se acerca y se aleja de la aeronave».
La extraña comunicación
El controlador aéreo les pidió un «transpondedor», una especie de código de detección de radar. Mientras tanto, el OVNI seguía realizando maniobras imposibles que, para Lorenzo Torres, debían haber matado a los pilotos por tales sobrecargas.
Fue en este punto que los pilotos pensaron que se trataba de un OVNI vivo. El aspecto era similar al de un ojo humano gigante. Con venas entrelazadas y palpitantes.
El objeto violó todas las leyes de la física, según explican. Volaba en ángulo recto y hacía hipérbolas, parábola. Después saltaba de un punto a otro.
El equipo prendió los faros del avión, haciendo señales con ellas. Cada vez que cambiaban de luz, el objeto hacía lo mismo. Claramente, intentaba comunicarse.
Intentaron hablarle en código morse y, para su sorpresa, el OVNI respondió. Realizaron un total de 20 preguntas al OVNI vivo, sin embargo, el piloto declaró que no pudo reportar todas las preguntas que le hicieron a él, porque dejaron claro que tendrían problemas si lo hacía.
El equipo solo mencionó las 3 primeras preguntas:
«Comandante: ¿Eres de esta Galaxia?
OVNI: Sí.
Comandante: ¿Tiene intenciones amistosas?
OVNI: Sí.
Comandante. ¿Es un barco tripulado?
OVNI: Sí.»
Eran de esta galaxia, no eran peligrosos, pero algo les molestaba de la tecnología nuclear.
El OVNI despegó y desapareció. Más tarde, después de aterrizar, el equipo fue convocado por el teniente coronel Antonio Aleu Padreni, encargado de la red de alerta y control de Barcelona.
Confidencialidad y filtración
El teniente interrogó al piloto sobre el encuentro. La Fuerza Aérea estaba al tanto de lo sucedido y que los radares de vigilancia de Siesta, Samba, Kansas y Embargo detectaron 3 objetos desconocidos, moviéndose al unísono.
Incluso, el radar Bolero de Constantina, Sevilla, detectó los objetos. Habían documentados los datos de radar y Lorenzo Torres obtuvo una copia, con la condición de no difundir la información.
Después de que el incidente se filtrara, el teniente coronel Ugarte, junto a otro militar, visitó al piloto a su casa en Madrid, ordenando que le entregara «lo que tenía y no era suyo». Viéndose obligado a entregar los registros.
A pesar de que el suceso ya se había filtrado, el general Lacale, Ministro de Aviación para la época, declaró que:
«No, la gente aún no está lista para eso. No podemos decirles al respecto».
«Eso es todo. ¿Qué puedo hacer? Contamos lo que vimos, pero intenta probar algo. El copiloto se convirtió en el comandante de un avión y ¿realmente quiere arriesgar su carrera? Nadie quiere arriesgar su carrera o su vida».
Esta historia es una de las más conocidas de la ufología española. Un OVNI vivo que por asares del destino, se comunicó con 3 pilotos. Sin embargo, el gobierno de la época hizo hasta lo imposible por impedir que se supiera la verdad.
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