La España alienígena ha sido llevada a la gran pantalla con la presentación del primer capítulo de ‘Ummo’ en el festival de Sitges por parte de Movistar.
La serie, dirigida por Javier Olivera y Laura Pousa, repasa el nacimiento y la evolución del fenómeno Ummo, el movimiento de avistamiento de ovnis que comenzó en nuestro país en 1966 y se extendió hasta los 80.
Todo comenzó cuando José Luis Jordán Peña, vecino de Aluche, aseguró haber visto un ovni.
Esta declaración supuso el inicio de un movimiento en el que más seguidores afirmaban haber visto extraterrestres infiltrados en el plantea Tierra que envían cartas a los humanos que creen en ello.
Este estreno ha abierto una polémica lucha por los derechos de la nueva serie, pues en su presentación, José Luis Jordán Moreno, hijo del fundador de Ummo y coheredero del movimiento, aseguró a voz alzada que va a denunciar a los creadores de la serie por «usurpadores» y reclamó sus derechos de autor.
«Los derechos de las cartas pertenecen a mi padre porque él fue el autor original», cuenta. «Mi padre falleció en 2014, por ende los derechos pasaron a mi madre, que murió en 2020, por lo que los derechos ahora nos pertenecen a mi hermana y a mí», trata de explicar.
El origen del caso Ummo
Todo comenzó el 7 de febrero de 1966 cuando dos habitantes de la zona de Aluche, en Madrid (España) reportaron haber visto una nave espacial.
Aseguraron que la misma había aterrizado en un descampado y como prueba de ello mostraron una zona chamuscada, en forma de platillo. El diario El Caso hizo eco de la noticia.
Es de anotar que en aquel entonces había un amplio número de publicaciones dedicadas a los temas que genéricamente se denominaban de “misterio”.
También abundaban los programas de radio y televisión que frecuentemente se referían a OVNIs, regresiones, mensajes del más allá, profecías, etc. Así que la publicación sobre el avistamiento en Aluche no pasó desapercibida.
Por esa época funcionaba una “tertulia ufológica” que se reunía periódicamente en un local llamado Ballena Alegre, muy cerca de la Plaza de Cibeles.
Este era el espacio obligado para los “expertos” en toda suerte de fenómenos paranormales, incluyendo, por supuesto, los avistamientos de OVNIs. Para este grupo, la noticia fue algo más que un episodio aislado.
El «contacto»
Tras el avistamiento de febrero, el grupo de la Ballena Alegre comunicó que desde hacía tiempo que venían recibiendo mensajes procedentes de los seres que habitaban un planeta llamado Ummo.
Los ummitas compartían información científica con ellos y les habían dado a conocer pormenores de su planeta y su cultura. De hecho, varios de ellos vivían dentro de los terrícolas, sin que estos lo notaran.
El grupo aseguró que un nuevo platillo volador aterrizaría unos meses más tarde, también en Madrid.
El 1 de junio de 1967 un grupo de personas aseguró haber sido testigo del aterrizaje de una nave espacial, obviamente de origen ummita, en San José de Valderas, también en Madrid.
Sabían que la nave era de ese planeta porque tenía el mismo signo con el que firmaban las misivas que le enviaban al grupo de “expertos”. Este era: )+(.
Como para que no quedaran dudas, un periodista del diario Información recibió una llamada. En esta un hombre le aseguró que había tomado fotos del evento y que las había dejado a su nombre en una tienda.
El periodista fue y efectivamente encontró las imágenes; no dudó en publicarlas. El caso Ummo ya estaba en marcha.
El trasfondo de caso
Buena parte de la sociedad dio por hecho que el caso Ummo era completamente verídico, mucho más con la publicación de las imágenes y el aval de los expertos ufólogos.
Incluso un sacerdote sevillano llamado Enrique López Guerrero, dio fe de la veracidad de la historia. Aunque algunos, incluyendo seguidores de la ufología, pusieron en duda el tema, no fueron escuchados.
No fue sino hasta los años 80 cuando salió a la luz un escándalo protagonizado por Eduardo González Arenas, uno de los propulsores del caso Ummo y fundador de una secta de carácter interespacial. Se supo que este hombre había abusado sexualmente de varios jóvenes.
Les prometía llevarlos con él a Ummo, si accedían a los favores sexuales.
Otro avezado periodista logró entrevistar a uno de los “expertos” en la materia, José Luis Jordán Peña, y este dijo literalmente: “He sido el autor de Ummo. Es un experimento que hice para estudiar la credulidad del hombre, pero se me fue de las manos”.
También contó que algunas agencias de inteligencia extranjera le habían ayudado en ese propósito. Después, el periodista probó que las famosas fotos eran solo trucos de imagen.
Pese a esa confesión, que también fue hecha pública, muchos no quisieron creer que todo el caso Ummo no era más que una farsa. Hoy en día se dice que los ummitas aún están entre nosotros y que, además, tienen cuentas en redes sociales, en donde siguen dándole enseñanzas a los terrícolas.
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