En un mundo en el que la tecnología avanza a pasos de gigante, ¿es descabellado pensar que algún día los seres humanos puedan nacer de úteros artificiales? ¿Podría convertirse en realidad la idea de cultivar bebés en granjas mecánicas?
Esto es lo que propone EctoLife, un proyecto de ingeniería alimentado con energías renovables que ha sido diseñado por Hashem Al-Ghaili, productor audiovisual yemení con experiencia en biología molecular.
Al-Ghaili ha viralizado su idea en redes sociales mediante un vídeo explicativo con animación en 3D, y tras verlo nos preguntamos: ¿hasta qué punto este osado proyecto podría hacerse realidad?
¿En qué consiste Ectolife?
Se trata de una macro granja humana con cápsulas que hacen las veces de útero artificial diseñados para incubar bebés. Ectolife constaría de 75 laboratorios independientes, cada uno de ellos con 400 cápsulas. En un solo edificio sería se podrían incubar hasta 30.000 bebés al año.
Úteros artificiales que recrean las condiciones del útero
Su diseñador afirma que cada cápsula o útero artificial sería capaz de recrear las condiciones exactas que vive el bebé dentro del útero, además de controlar sus signos vitales, temperatura, latido del corazón, presión arterial, frecuencia respiratoria y saturación de oxígeno.
¿Cómo se procedería a la incubación inicial?
El procedimiento se realizaría mediante una FIV. En el laboratorio se seleccionaría el embrión más viable y se colocaría en la cápsula, donde se incubaría hasta el momento del nacimiento.
¿Cómo recibe el bebé los nutrientes y el oxígeno?
Cada útero artificial estaría conectado a dos biorreactores centrales. El primero se encargaría de suministrar al bebé nutrientes y oxígeno a través de un cordón umbilical artificial. El segundo biorreactor estaría diseñado para eliminar cualquier producto de desecho producido por el bebé.
Las cápsulas también contendrían una solución líquida que, simulando al líquido amniótico, proporcionaría al bebé hormonas, factores de crecimiento y anticuerpos para poder desarrollarse.
El bebé podría oír música y escuchar la voz de sus padres
Los úteros artificiales contarían con altavoces que reproducirían música y voces grabadas por los padres y familiares. De este modo, el bebé podría escuchar lo que procede del exterior como ocurre en el útero materno. También se ofrecería la opción de cantarle directamente a través del altavoz.
¿Cómo transcurre el nacimiento?
«Di adiós al dolor del parto y a las contracciones. EctoLife ofrece una alternativa segura y sin dolor que te ayuda a dar a luz a tu bebé sin estrés» – afirma su diseñador. Y es que el proceso sería tan sencillo como apretar un botón para descargar el líquido amniótico y sacar al bebé de su cápsula.
Inteligencia artificial capaz de detectar anomalías genéticas
Pero estos úteros artificiales no solo prometen una incubación libre de patógenos, sino que la inteligencia artificial también sería capaz de detectar cualquier anomalía genética en el bebé.
Permitiría a los padres diseñar bebés a la carta
Lo más impactante de este proyecto es lo que su diseñador denomina ‘paquete Élite’.
Como si de un videojuego se tratase, esta opción permite crear un bebé a la carta mediante una herramienta de edición genética CRISPR-Cas, que se utilizaría para elegir el color de ojos, pelo, tono de piel, fuerza física, altura o nivel de inteligencia.
Esta herramienta también permitiría evitar cualquier tipo de enfermedad genética hereditaria en el bebé.
EctoLife es tan solo una idea y ni siquiera se trata de ningún proyecto en desarrollo, pero el vídeo ha dado la vuelta al mundo y ha causado un extenso debate en redes sociales.
Por un lado surgen dudas desde un punto de vista tecnológico. Aunque Al-Ghaili está convencido de que dentro de unos años su proyecto será una realidad, los científicos no lo tienen tan claro. Y es que actualmente no se cuenta con una tecnología tan avanzada como para incubar bebés desde su concepción y hasta su nacimiento.
En 2017, un grupo de científicos creo un útero artificial que probaron con aparente éxito con fetos de corderos de 107 días de gestación (el equivalente a 23-24 semanas de embarazo).
Esto significa que el principal desafío lo encontraríamos en las primeras etapas del desarrollo del bebé, y no al final del mismo. De hecho, la tecnología de las incubadoras ayuda a que cada vez más grandes prematuros salgan adelante.
Pero el tecnológico es tan solo un aspecto más. Y es que este siniestro proyecto plantea grandes dilemas éticos, que van desde la posibilidad de crear un bebé a la carta modificando el genoma humano, hasta la producción de bebés en masa, como si de una macrogranja de aves se tratara.
En definitiva, EctoLife no es -por fortuna- una realidad, pero nos lleva a preguntarnos si podría serlo algún día, y sobre todo, si queremos que lo sea.
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