Hace una semana, las autoridades de Ohio, EE.UU., liberaron de forma controlada cloruro de vinilo de un convoy accidentado. Según los escépticos y negacionistas, provocó un gran impacto medioambiental que «la Casa Blanca está ocultando»
En los últimos días, al mismo tiempo que sobre el espacio aéreo de EEUU y Canadá aparecían objetos volantes no identificados, se ha desarrollado una gran teoría de la conspiración en las redes sociales.
Ésta argumenta que todo esto no es más que una maniobra de distracción orquestada desde la Casa Blanca para tapar lo que para algunos es el «mayor desastre natural» en la historia del país.
A lo que se refieren los conspiranoicos es a un accidente de tren ocurrido hace una semana en Ohio, que provocó la liberación a la atmósfera de sustancias químicas.
¿OVNIs para tapar un ‘Chernóbil americano’?
Según algunos usuarios, entre los que hay personas de todos los países y escépticos, hay periodistas detenidos por intentar informar del suceso, que habría tenido como consecuencia la contaminación de toda la zona.
El resultado: impacto en el agua, que ahora sería impotable, la muerte de miles de animales, y la afectación a la salud de las personas que viven allí.
Casi todo ello, eso sí, se basa en especulaciones y en el testimonio de los vecinos del territorio afectado, ya que no hay apenas datos oficiales para corroborar lo sucedido.
Lo que sí es seguro es que la noticia ha pasado desapercibida para algunos de los grandes medios de comunicación, que apenas ha tenido cobertura, que hay un periodista arrestado y que lo ocurrido podría tener a corto plazo graves consecuencias para el medio ambiente.
De momento, se han reportado casos de peces, ranas, pollos e incluso perros y zorros muertos.
Hace justo una semana, las autoridades de Ohio comenzaron a liberar de forma controlada material tóxico, en concreto cloruro de vinilo, una sustancia que a la larga puede provocar cáncer, de varios vagones del tren accidentado que tenía el riesgo de estallar y causar estragos en los alrededores.
El siniestro, que no provocó víctimas mortales, ocurrió la noche del viernes 10 de febrero en East Palestine, una localidad en la frontera de Ohio y Pensilvania, originando un incendio que afectó durante días a los vagones y que provocó una gran columna de humo.
Las autoridades emitieron una orden de evacuación para las personas que vivían dentro de un radio de una milla (1,6 kilómetros) del siniestro, por la posibilidad de que se originase una explosión, incluyendo a varios residentes de Pensilvania.
En ese sentido, advirtieron que la quema controlada crearía una columna de cloruro de hidrógeno y fosgeno, un gas altamente tóxico que puede causar problemas respiratorios y vómitos, e incluso la muerte, y que se usó como arma en la Primera Guerra Mundial.
De ahí la importancia de la evacuación.
Más tarde, la empresa ferroviaria Norfolk Southern y la Agencia de Manejo de Emergencias de Ohio confirmaron a CNN que la liberación de los materiales tóxicos se estaba produciendo con éxito en cinco vagones que se encontraban inestables, aunque las tareas se alargarían varios días más.
Para entonces muchos de los habitantes de East Palestine ya habían abandonado sus hogares durante el fin de semana, pero los funcionarios locales indicaron que más de 500 residentes se negaron a irse, según un comunicado de las autoridades citado por CBS.
Las evacuaciones se extendieron a áreas cercanas en todos los ámbitos en el condado de Beaver (Pensilvania).
A día de hoy, aún no han podido regresar a casa.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte está investigando la causa del accidente, pero desde que tuvo lugar, y después de que apareciesen ovnis sobre el espacio aéreo de EEUU, tras el descubrimiento de un globo espía chino que sí fue identificado, nació la teoría de la conspiración del tren.
Y más allá de las consecuencias que lo ocurrido pueda tener para el medio ambiente (que las tendrá), algunos ya han creado un ‘Chernóbil’ estadounidense que el presidente Joe Biden estaría ocultando.
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