Un estudio de la NASA reveló que es probable que haya agua en cuatro de las 27 lunas de Urano, lo que podría permitir en un futuro su habitabilidad..
Recientemente se dio un gran descubrimiento, ya que astrónomos y científicos han concluido que cuatro de las lunas más grandes Urano podrían contener líquido vital entre sus núcleos y cortezas heladas.
El descubrimiento fue posible gracias a la nave espacial Voyager de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y a un modelo informático que estudia y explora la posibilidad de que este líquido vital (el agua) pueda existir en otros lugares de nuestro sistema solar.
Esta investigación ha sido la primera en detallar la evolución de la composición interior y la estructura de los emblemáticos satélites del gigante gaseoso: Ariel, Umbral, Titania, Oberón y Miranda.
¿Cuáles son las lunas que podrían tener agua?
Aunque fueron cinco los satélites estudiados, solo cuatro lunas contienen océanos con decenas de kilómetros de profundidad.
Cabe mencionar que Urano tiene 27 lunas que giran alrededor de su órbita, entre las que destacan las dos más grandes: Ariel por sus 1.160 kilómetros de ancho y Tatiana por sus 1.580 kilómetros de ancho.
Con base en un modelo de estudio, los investigadores descubrieron que probablemente estén lo suficientemente aisladas como para retener el calor interno que se necesitaría para albergar un océano.
Pero eso no es todo, también encontraron lo que podría ser una fuente de calor en los mantos rocosos de los satélites naturales.
Estos liberan líquido caliente que harían posible que un océano que mantenga su temperatura natural, principalmente en las lunas Titania y Oberón, donde sería posible su habitabilidad.
¿De qué están compuestos los océanos?
Será gracias a su investigación como los científicos podrán saber sobre los materiales que se encuentran en las superficies heladas de las lunas.
Y es que dependiendo de si las sustancias se encuentran debajo y fueron impulsadas por la actividad geológica, se estaría hablando de un método básico para el origen de la vida.
Hasta ahora solo hay evidencia de que al menos una de las lunas, Ariel, tiene material que fluyó hacia su superficie.
Así mismo, en Miranda, la luna más interna y la quinta más grande de Urano, también posee características superficiales que parecen ser recientes, lo que sugiere que pudo haber tenido suficiente calor para mantener un océano.
Mientras que un modelo reciente demostró que es poco probable que haya alojado agua durante mucho tiempo, esto debido a que pierde calor demasiado rápido y probablemente ahora esté congelada.
Pero el calor interno no sería el único factor que contribuye al océano subterráneo de una luna.
El estudio sugiere que los cloruros, así como el amoníaco, son probablemente abundantes en los océanos de las lunas más grandes de Urano. Es preciso mencionar que el amoniaco actúa como anticongelante.
Además, el modelo señala que las sales serían otra fuente de anticongelante, manteniendo los océanos internos de los cuerpos celestes.
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