«Que haya OVNIs y más civilizaciones como la nuestra es de sentido común», defiende el astrofísico de Harvard, Avi Loeb
Las incógnitas que rodean a los OVNIs han vuelto a estar de actualidad en las últimas semanas y todo especialmente después de que hace poco trascendiera que el Pentágono tiene, desde hace décadas, un programa secreto para capturar y estudiar lo que llaman ‘fenómenos aéreos no identificados’ (UPA, en sus siglas en inglés y que vendrían a ser los conocidos como ovnis de toda la vida.
En este caso, la cuestión fue destapada por un excargo de la Inteligencia de Estados Unidos, que denunció que se hayan estado ocultando pruebas sobre su presencia.
La controversia ha sido tal que la NASA prevé hacer público en breve un informe sobre extraterrestres con toda la información que se tiene al respecto..
Ahora, una nueva voz respetada se ha referido a la cuestión para añadir más incertidumbre a una cuestión que despierta mucho interés.
Y es que Abraham Loeb, un prestigioso astrónomo de la Universidad de Harvard que colabora habitualmente con la Casa Blanca, ha dado por hecho que los ovnis han visitado la Tierra. «No estamos solos», asegura.
Oumuamua, el origen de sus teorías
Avi, como lo conocen, ha defendido y argumentado en varias ocasiones que existen civilizaciones extraterrestres y de hecho ello le ha llevado a ser el protagonista de varias polémicas.
La más sonada fue cuando apuntó que Oumuamua, un objeto interestelar que había atravesado el Sistema Solar en 2017, podría ser una nave alienígena a la deriva y no un cometa.
Así, según Loeb, el objeto extraño que fue detectado por un telescopio de Hawai el 19 de octubre de 2017 podía tratarse, en realidad, de los primeros extraterrestres que visitan nuestro planeta.
Tenía el tamaño aproximado de un campo de fútbol. «Se trata de la primera vista que nos llega del espacio exterior de la que tengamos conocimiento», aseguró poco después.
«No parecía ser una roca ordinaria, ni una cualquiera», ha remarcado en varias ocasiones preguntado por ello. De hecho, esta teoría suya protagoniza un libro que Loeb publicó en 2021 y tras el que realizó entrevistas que a pocos dejó indiferentes.
«Pensar que somos únicos, especiales y privilegiados es arrogante», dijo, por ejemplo, a AFP, donde daba por hecho que «hay muchas otras culturas por ahí y solo tenemos que encontrarlas».
Hace poco también habló del «extrañísimo objeto interestelar» para XL Semanal, donde dejó entrever que antes de Oumuamua podían haber llegado otros dos y reveló que está participando en investigaciones para determinar si los artefactos son meteoritos o fragmentos de naves.
«¡Pensar que estamos solos en el universo me parece tan improbable! Sería extrañísimo que no hubiera más civilizaciones como la nuestra».
«La mayoría de las estrellas se formaron antes que el Sol. Ha habido mucho tiempo para que otras civilizaciones hayan podido proliferar y también extinguirse. Es de sentido común», sentenció.
No, no son extraterrestres.
El fenómeno ovni se explica accediendo previamente al conocimiento del cómo, por qué y para qué existe el «universo consolidado» con sus incalculables «galaxias consolidadas»; cada una con incontables Sistemas Solares Consolidados como este que integra la Tierra con nosotros en ella y demás elementos constitutivos.
Todos sustentados por la «interacción dinámica recíproca de las fuerzas y ondas gravitacionales, campos magnéticos y demás energías que cada uno genera que a su vez producen ciclos que regulan sus existencias, funcionamientos, equilibrio y renovación que asegura sus existencias por eones y eones.»
En lo específico del tema ovni y que sus tripulantes sean inteligencias extraterrestres, es una tesis que se desdibuja con la realidad de los «límites naturales» que, además de los ciclos de existencias y fin de ciclos que incluye a aquel planeta de similar interacción dinámica recíproca que el nuestro, respecto del también Sistema Solar Consolidado que integra, etc., debe agregarse las distancias siderales que existe entre las estrellas; la también falta de tecnología idónea tanto para «ver» que sí exista un mundo que como mínimo está en la distancia y posición idónea de su estrella, como también contar con naves y tipo de energía que permita velocidades cercanas a la luz, además de la protección adecuada respecto a traje espacial…, etc.
Cuento corto: el fenómeno ovni y sus tripulantes son seres tan humanos y sobrevivientes de la Humanidad Anterior, tal como nosotros, en su origen de variados grupos específicos cuyas generaciones existieron acordes a propias secuencias de sucesos internos, de adaptación, organización, disciplina en el uso idóneo de los medios y recursos de supervivencia, tecnologías, conocimiento almancenado en libros, artilugios electrónicos, logística energética, etc., guarnecidos en refugios también con antelación preparados.
La diferencia es que nuestros ancestros, conformados por diferentes grupos, agotaron sus medios al cabo de varios milenios, debiendo salir de sus bunker a un mundo aún contaminado, por ende expuestos no solo a sus efectos en la fisonomía, sino de manera principal degradándose intelecto cognitiva y mentalmente hasta una ignorancia prácticamente absoluta: lenguaje reducido a las cosas propias y del entorno; ya sin escritura ni medios almacenados pues fueron biodegrados y reciclados por la naturaleza; la esperanza de vida acaso superó los 50 años; conforme aumentaban en población se disgregaban en clanes variando aún mas el lenguaje; por ende, ya sin memoria ni consciencia ni sentido de identidad con una «tierra y cielo viejo», salvo relatos transmitidos de forma oral generación tras generación sufriendo tergiversaciones naturales, que explican los mitos, leyendas, miedos atávicos, supersticiones, idolatrías, tradiciones y rituales de estos ancestros prehistóricos…
Por tanto, con estos datos ya cualquiera puede o debería deducir qué sucedió una vez depurado el planeta y se produjo el CONTACTO de estos antepasados nuestros con aquellos que salieron de sus refugios, protegidos con trajes tipo astronautas, montados en ruidosas y brillantes «cosas voladores» o que se movían por el suelo…, etc., etc.